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Rodrigo Duterte, el 'Donald Trump de Filipinas'

El nuevo presidente de Filipinas insta a matar a los drogadictos

Rodrigo Duterte se ha descolgado con un discurso tras su toma de posesión, dominado por amenazas de muerte para todos los implicados en el crimen organizado, el tráfico de drogas o incluso a los adictos, ofreciendo recompensas a los policías por cada narcotraficante que maten

El nuevo presidente de Filipinas, rodeado de mujeres que querían sacarse una foto con él después de asumir el cargo en Manila. / ROMEO RANOCO (Reuters)

El nuevo presidente de Filipinas, rodeado de mujeres que querían sacarse una foto con él después de asumir el cargo en Manila.

Madrid

El estilo autoritario y firme de Rodrigo Duterte, ha sido lo que le ha aupado al poder en Filipinas. Eso es lo que dicen los politólogos y especialistas que analizan el ascenso de este Donald Trump particular de 71 años que este jueves juró su cargo como presidente de este archipiélago.

En su mensaje de toma de posesión ha prometido acabar con los traficantes de droga y ha urgido a la población a matar a los adictos. Ya durante su campaña electoral les ha dicho a los señores del crimen, narcotráfico y las drogas, que se preparen, porque su mandato girará en torno a acabar con ellos y que apilará sus cadáveres uno encima de otro, en unos discursos incendiarios que le han convertido en un héroe antisistema.

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"Estos hijos de puta están destruyendo a nuestros hijos –dijo Duterte ante unas 500 personas en el centro de Manila en referencia a los traficantes de droga- y les advierto, no se metan en eso incluso si son policías, porque les mataré". Para terminar instigando a la gente "si conocéis algún adicto, ir y matarlo vosotros mismos porque conseguir que sus padres lo hagan será muy doloroso".

Duterte no ha ahorrado críticas a un sector de la policía que se descubrió vinculado con el tráfico de drogas y repitiendo su mantra de campaña "haríamos un buen negocio con los funerales previstos" y les aseguró que no irán a la bancarrota.

En su discurso en el palacio presidencial de Malacanang, donde recibió el testigo de Benigno Aquino, advirtió al país que vendrán "días muy oscuros" en sus próximos seis años de mandato , pero serán "sobrellevables en una sociedad disciplinada y cumplidora". La corrupción debe ser enfrentada de inmediato, porque sus tentáculos llegan a todos los niveles del gobierno, la criminalidad en las calles y el tráfico rampante de drogas han dañado a la sociedad filipina y puesto en entredicho la ley y el orden.

Vuelta de la pena de muerte

Duterte, un abogado con reputación de autoritario que se ganó como alcalde de Davao durante más de dos décadas, dice que estos problemas eran el síntoma de una erosionada fe de los filipinos en sus líderes.

En su programa electoral se incluye la vuelta de la pena de muerte, con el ahorcamiento como método preferido de ejecución. Dará recompensa a los agentes de policía que maten a traficantes de droga, y también a los propios ciudadanos que maten a criminales sospechosos. Esto abre la puerta para ejecuciones sumarias en Filipinas con un respeto nulo de la ley o los derechos humanos esenciales.

Cuando algún dirigente internacional u organismo como la ONU, pone en tela de juicio sus políticas, Duterte les dice: "Jódete, Naciones Unidas. Si no puedes resolver la carnicería de Oriente Medio, y ni siquiera puede meter un dedo en las matanzas de África para salvar a los negros, mejor estate calladito".

Victoria García

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En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...

 
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