Para todos los futbolistas es duro entrenar en solitario. No poder formar parte de la dinámica del grupo les aísla, les hace tener momentos de duda. Cuando eres el mejor del mundo en tu puesto puedes sentirte más arropado, pero el trabajo mental es casi tan importante como el físico. Para el Real Madrid no hay duda: Keylor Navas es el portero total y su papel este año volverá a ser decisivo. Y ahí Luis Llopis juega un rol fundamental. En el segundo entrenamiento en Canadá todos los focos se centraron en Keylor. Tras calentar al mismo ritmo que sus compañeros se desplazó a un campo anexo con Llopis para continuar con su plan específico pensando en la primera jornada de Liga contra la Real Sociedad. Si estuviera recuperado para la Supercopa de Europa se mediría al Sevilla en Noruega, pero no se quiere correr ningún riesgo. Por ahora hace la mayoría de los ejercicios desde el suelo para no forzar ese talón operado justo antes de arrancar la Eurocopa de Francia. La temporada es larga y Keylor es de los pocos titulares indiscutibles para Zidane. Sabe jugar con dolor pero no es recomendable, no quieren que se repita la experiencia del último curso. Hace un año estaba en una situación diferente. Su futuro parecía lejos del Bernabéu y la sombra de De Gea le tapaba. Hoy es uno de los jugadores que mejor cae en el vestuario, su relación con Casilla y Rubén Yáñez es de amistad y nadie en el club duda de él. La mejora de contrato acordada con la directiva le coloca en el lugar que se merece. La pequeña colonia costarricense en Montreal suspira por una foto con su ídolo. En la puerta del hotel de concentración siempre hay un par de camisetas de la selección centroamericana y los que consiguieron ya su autógrafo lo celebran en la calle como si fuera un tesoro.’