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Elecciones EEUU

Un burro y un elefante representan a demócratas y republicanos desde hace más de un siglo

Ambos partidos se apresuraron a deshacerse de las connotaciones negativas para ensalzar las virtudes de su animal

Elefante republicano y burro demócrata.ISTOCK PHOTOS

Madrid

Estados Unidos, entre otras razones, es reconocible por hacer de cada acontecimiento y celebración un show megalómano al que añadir sin reparos todo tipo de luces, música y fuegos artificiales. El ámbito electoral, a priori más serio y solemne, también es presa de la sobreexposición, el espectáculo y la ceremonia más desmesurados. La compleja mercadotecnia electoral, muy avanzada y meticulosa en toda la nación, adquiere tintes de concurso televisivo en el que el contenido del propio discurso político, queda muchas veces sepultado bajo la preparada avalancha de la puesta en escena, el entorno y un abrumador merchandising.

Entre el leviatán de banderitas, carteles y todo tipo de peregrinos objetos con el rostro impreso de los candidatos, destacan las efigies del burro y el elefante como representación inamovible de demócratas y republicanos respectivamente. Estos animales y no otros más norteamericanos como un búfalo o un coyote, simbolizan las dos todopoderosas corrientes políticas del país.

Para entender esta peculiaridad hay que remontarse a la primera mitad del s. XIX, a los años de mandato del presidente demócrata Andrew Jackson (1829-1837). En este período, los adversarios políticos del presidente comenzaron a utilizar la imagen del burro para hablar de él debido, decían sus detractores, a "su terquedad y su propensión a reaccionar de manera impetuosa"; porque Jackson estaba empeñado en rechazar la ley que serviría para aprobar la creación del Banco Nacional.

La alegoría ya estaba creada y a partir de ahí, los medios de comunicación más críticos se encargaron de difundirla rápidamente a través de caricaturas y viñetas satíricas en las que solía dibujarse al presidente Jackson con cuerpo de burro. No obstante, la persona que acabó haciendo del asno la seña de identidad del Partido Demócrata fue Thomas Nast, viñetista de la revista Harper's Weekly —creador de la cara del Tío Sam y de la imagen actual de Santa Claus, y considerado uno de los padres de la caricatura política en EEUU—, que debido a la gran difusión del medio y su prestigio como autor, consiguió generalizarlo en la memoria colectiva estadounidense.

Portadas de la revista Harper's Weekly en las que demócratas y republicanos están representados con un animal / HEMEROTECA DIGITAL DE HARPER'S WEEKLY

Cuando la comparación ya estaba irremediablemente extendida, al Partido Demócrata no le quedó más remedio que incluir este símbolo en su discurso, aunque dándole la vuelta para aprovechar las virtudes de la fiera, de la que subrayó su afán de trabajo, dedicación, humildad y ternura.

El propio Andrew Jackson supo sacarle partido a su supuesta testarudez, elaborando una estrategia dialéctica en la que destacaba que era un "hombre de pueblo" y que al igual que el burro con el que se lo comparaba y del que decía sentirse orgulloso, él también era "modesto y trabajador". Así fue como los demócratas acogieron definitivamente al burro como símbolo electoral y destacaron su empecinamiento como un valor seguro en la lucha contra la corrupción y el elitismo.

El caso republicano tiene mucha menos leyenda. Poco tiempo después, de nuevo el dibujante Thomas Nast simplemente pretendía crear una versión para el partido opuesto, al que percibía inteligente pero demasiado dócil, torpe y fácil de someter; por eso, no encontró mejor candidato que el famoso elefante.

Como sucedió con los demócratas, la figura del elefante pronto se consolidó como imagen de los conservadores y de manera idéntica a sus rivales, los miembros del Partido Republicano intentaron anular las connotaciones negativas identificándose en seguida con el gran mamífero por su "templanza, prudencia y naturaleza bondadosa".

Ambos símbolos han seguido ligados a los dos partidos dominantes de Estados Unidos a lo largo de las décadas, salvando contadas excepciones en algunos estados como Kentucky, Oklahoma u Ohio; donde de manera esporádica y bastante inusual, los demócratas adoptan también la imagen del gallo para identificarse, mientras que los republicanos utilizan el águila.

 
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