Javier Fernández, el hombre tranquilo
Desde el año 2000 ostenta la secretaría general de la Federación Socialista Asturiana y ha sido el pacificador de una organización que durante años padeció las guerras de familias en su seno
El presidente asturiano, Javier Fernández, durante su intervención en el pleno de la Junta General del Principado de Asturias el pasado viernes. / J. L. Cereijido (EFE)
Oviedo
Javier Fernández Fernández (Mieres, 1948) se asomó por primera vez a la política 'profesional' allá por el año 1991 de la mano del entonces presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, en cuyo gobierno ocupó la dirección general de Minería. Se dice que en aquel trance fue su valedor el entonces todopoderoso sindicalista –hoy caído en desgracia y repudiado por sus propios compañeros como sospechoso de corrupción- José Ángel Fernández Villa, en aquel tiempo secretario general del sindicato minero SOMA-FIA-UGT. Fernández Villa vio potencial en aquel ingeniero de minas y funcionario de carrera al que al cabo de los años no le tembló el pulso a la hora de ordenar su expulsión del partido al saberse de sus prácticas de evasión fiscal. Paradojas del destino.
Puesto el pie en el gobierno regional, Javier -a secas, como le conocen sus compañeros de partido- inició un camino de ida y vuelta entre Asturias y Madrid que le llevaría en 1996 al Congreso de los Diputados hasta su regreso a la política regional tres años después para tomar las riendas de la Consejería de Industria del gobierno autonómico. En 2012 fue la baza ganadora del PSOE asturiano como candidato a la presidencia del Principado, cargo para el que fue reelegido en 2015 tras el breve paréntesis que supuso el gobierno fallido de Francisco Álvarez Cascos bajo las siglas de Foro Asturias. Cascos accedió a la presidencia de la comunidad como único candidato a la investidura al renunciar Fernández a disputarle el cargo pese a disponer del mismo número de diputados en el parlamento autonómico. El del PSOE respetó el 'derecho' de su oponente por ser el candidato más votado.
Desde el año 2000 ostenta la secretaría general de la Federación Socialista Asturiana, pasando por ser el pacificador de una organización que durante años padeció las guerras de familias en su seno. Ya entonces comenzó a labrarse la reputación de hombre de consenso.
Enemigo declarado de la política espectáculo y de las estridencias, alérgico a la sobreexposición pública, dosifica con cuentagotas sus apariciones en los medios de comunicación y en todo momento se ha mantenido fiel a su política de no airear públicamente los asuntos de partido. De carácter serio, incluso sobrio, se ha ganado el respeto de sus compañeros en Asturias e incluso de buena parte de sus rivales políticos que, más allá de la discrepancia, han llegado a reconocer públicamente su honestidad.
Es hijo de represaliados por el franquismo. Está casado, tiene una hija -médico en la sanidad pública- y es un madridista reconocido e irredento.
