Política
Pactos postelectorales

El dilema del PP: Terceras elecciones o un gobierno inestable

Rajoy espera a ver cómo se resuelve la guerra del PSOE mientras en las filas conservadoras debaten si les conviene más su abstención o acudir de nuevo a las urnas

En el PP son conscientes de que vivirían "un infierno" de legislatura y, por eso, ven fundamental alcanzar una serie de pactos que den cierta estabilidad a España

Pero saben muy bien que es más fácil afrontar otra convocatoria electoral de la que saldrían reforzados y con margen de maniobra

Fotografía facilitada por la Presidencia del Gobierno del jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, al inicio de la reunión de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, que ha presidido hoy en el Palacio de la Moncloa. / Diego Crespo EFE

Madrid

En La Moncloa y Génova quieren ser prudentes. Creen que hay que aguardar a ver qué ocurre en los próximos días en las filas socialistas. Los populares no las tienen todas consigo. No saben si, al final, el PSOE cambiará su voto en contra por una abstención a la investidura de Mariano Rajoy. Les parece que, en estos momentos, es un partido "imprevisible".

Si fuera así y esta saliera adelante, los populares seguirían en la Moncloa pero dan por hecho que en el futuro vivirían "un infierno". Varios dirigentes consideran que se afrontaría una legislatura corta, en la que habría que ir sorteando serios obstáculos porque la alianza de los partidos de la oposición daría al traste con todas sus propuestas.

Por eso hay quien opina que, para avanzar por este terreno, lo más conveniente sería cerrar una serie de acuerdos que garantizasen la estabilidad del país. Aunque ahora mismo los colaboradores de Rajoy no quieren avanzar detalles. "Ir más allá es sólo una interpretación arriesgada", aseguran.

Dentro del partido, sin embargo, no ven tan difícil diseñar una hoja de ruta basada en los cinco pactos de Estado y dos sectoriales que propuso Rajoy en su discurso de investidura. A él le encantaría formar su gran coalición, pero se podría dar por satisfecho si se llegara a un acuerdo en este sentido.

El pasado 30 de septiembre, el líder del PP ofreció a los socialistas un modelo estable de financiación autonómica. También habló de fortalecer el sistema de pensiones, un pacto nacional por la educación, otro contra la violencia de género y uno por la unidad de España y en defensa de la Constitución. Además, tendió la mano para alcanzar un consenso en materia de ciencia y energía. Eso sin olvidar toda la parte económica, más allá de los Presupuestos, en la que ambas formaciones tendrían que llegar a un entente para responder, además, a las exigencias de Bruselas.

En las filas populares esperan que la semana que viene su jefe mueva ficha. Confían en que cuando se despeje el panorama, llame y se reúna con su nuevo interlocutor en el PSOE. Imaginan que será Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias y responsable de la gestora. Rajoy negociará con la persona que elija el PSOE. Siempre ha dicho que él no iba "a zascandilear" con otros dirigentes socialistas y, por eso mismo, los suyos no le ven resolviendo la situación con Susana Díaz, a menos que cambien las tornas.

A los conservadores les parece que este puede ser un buen camino para formar Gobierno en octubre. Pero algunos piensan que los socialistas se pueden ver tentados de exigir ciertas medidas imposibles o lo que es peor para ellos, la cabeza de Rajoy. Y en este punto todos coinciden en señalar que eso "no va a funcionar". No se aceptaría. En el PP tienen muy claro que antes van a unas terceras elecciones, seguros, desde hace mucho tiempo, de que no sólo volverían a ganar si no de que incluso obtendrían mejores resultados.

Y esta es una clave importante porque son muchos los cargos conservadores que reconocen a la Cadena SER que ahora más que una abstención socialista lo que les vendría bien es una nueva convocatoria electoral. Aunque temen que con un PSOE tan debilitado se produzca el sorpasso de Podemos a nivel nacional. Consideran que eso seria "todo un peligro".

Pero al PP, sin duda, le beneficiaría. Señalan, de forma exagerada que, de no lograr una mayoría absoluta, se quedarían rozándola y así tendrían un gran margen de maniobra. Eso es lo que, siendo realistas, les interesa. Por eso habrá que ver si en las próximas semanas, a Rajoy le conviene poner excusas para evitar el encargo del rey o dejar que expire el plazo (finaliza el 31 de octubre)... Aunque los suyos no creen que vaya a hacer tal cosa porque siempre ha defendido que lo responsable es activar la maquinaria cuanto antes para no seguir perdiendo prestigio internacional. Además, recuerdan que el presidente en funciones ha insistido mucho en que él iba a hacer todo lo posible para desbloquear esta situación y en que lo iba a seguir intentando, como para desdecirse ahora.

En cualquier caso, desde el equipo de Rajoy, dicen que ahora lo que toca es "ver y esperar". Creen que "no deben ni pueden hacer nada". Sólo guardar silencio ante la guerra del PSOE, para evitar que cualquier comentario se pueda malinterpretar y tenga coste político. Muchos populares siguieron la jornada del sábado "atentos y preocupados". Algunos "alucinados", denuncian que les pareció de vergüenza" el espectáculo que se vivió en la calle Ferraz. Para ellos fue el claro ejemplo de lo que sucede cuando "no hay autoridad". Presumen de que eso no ocurre en su partido, a pesar de que también se han vivido importantes crisis internas.

 
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