El FMI mejora sus previsiones económicas para España

Madrid

El Fondo Monetario Internacional ha publicado sus previsiones de otoño, y las cifras de España han sufrido una considerable revisión al alza respecto a las que la institución internacional pronosticaba en julio. Ahora, el FMI dice que el PIB español crecerá este año un 3,1% (cinco décimas más de lo que preveía hace tres meses) y un 2,2% el año que viene (una décima más de lo que calculaba en julio). Con este ajuste, el Fondo es más optimista que el propio Gobierno español para 2016, porque el ejecutivo de Rajoy estima que el PIB crecerá un 2,9%, mientras que para 2017, el Gobierno español cree que creceremos un 2,3%. En cuanto al paro, el FMI calcula que España cerrará este año en el 19,4% y el que viene en el 18%; ahora mismo, según la última Encuesta de Población Activa (2º trimestre de 2016) el paro es del 20%.

Es el diagnóstico del Fondo en sus Perspectivas Económicas de otoño, un documento de casi 300 páginas en el que la organización plantea cuáles son los escenarios con los que trabaja en los próximos tiempos. El texto no abunda más en la situación de España, que parece que ha dejado de ser una de las preocupaciones de esta institución (algo que sí sucedía en lo más profundo de la crisis). Ahora, lo que centra la atención del FMI es la atonía de la economía mundial: sus previsiones globales no cambian respecto a las que hacía en el verano, calculan un crecimiento global del 3,1% este año y del 3,4% en 2017.

El Fondo señala que los principales cambios que recoge su informe actual respecto al de primavera (el otro gran ejercicio anual de prospectiva que hace la organización) tiene que ver con la revisión a la baja del crecimiento de Estados Unidos, que ha tenido un segundo trimestre más débil económicamente de lo esperado, además de nuevos datos que apuntan a que Brasil y Rusia están más cerca de salir de la recesión. Para el futuro, una de las incertidumbres será el 'Brexit': el Fondo se felicita de que los mercados se recuperararan rápidamente tras las caídas iniciales al constatarse que en el referéndum británico habían ganado los partidarios de salir de la Unión Europea, pero el impacto final es incierto, porque quedan todavía muchos ajustes institucionales y comerciales por hacerse entre Londres y Bruselas para completar la separación.

La situación global se ve caracterizada por "una compleja confluencia de realineamientos aún en marcha, tendencias de largo plazo y nuevos shocks", dice el Fondo; el resultado, de momento "un crecimiento más suave y una importante incertidumbre sobre las perspectivas económicas futuras". Sus receta, como siempre, continuar con las reformas: "hay que tomar medidas urgentes utilizando todas las palancas políticas para acabar con nuevos resultados de crecimiento decepcionantes y para combatir la dañina percepción de que las medidas [de reforma] son inútiles para impulsar el crecimiento o que sus beneficios sólo alcanzan a los que tienen más ingresos". Eso sí, esta vez parece inclinarse -con la jerga característica del Fondo- por aplazar las reformas para apoyar el crecimiento a corto plazo en los países con problemas de elevado endeudamiento: "los compromisos creíbles de consolidación a medio plazo pueden abrir espacios adicionales para aplicar medidas de apoyo a corto plazo".