Lewandowski desdibuja al Atlético

Madrid

Pese a que el Atlético viajó a Alemania con el pase a octavos como primero de grupo garantizado, necesitaba hacer un ejercicio de autoestima para olvidarse de las derrotas ante la Real Sociedad y el Real Madrid, así como del pinchazo en casa ante el Espanyol.

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Y dado el escenario y la entidad del rival, Simeone volvió a apostar más por la contención que por estirar al equipo. Fue un Atlético más reconocible: junto, trabajador e intenso. Le costó a Gaitán meterse en el traje, pero el resto entendieron el guion.

Prueba de ello es que a pesar de que el Bayern no tardó en adueñarse de la pelota –con un buen Renato en la creación y un Douglas Costa peligroso por la izquierda-, el equipo madrileño no sufrió al principio. Eso sí, vio a los alemanes siempre cerca del área.

Sin embargo, el Atlético supo encontrar sus momentos. A los diez minutos, Griezmann conectó con Carrasco, pero el disparo del belga lo atajó Neuer. Luego el belga estuvo a punto de encontrarse de nuevo con el francés en el área del Bayern. Y, de nuevo, el 10 del Atlético volvió a intentar sorprender al meta alemán, aunque sin fortuna.

Avisos típicos del libreto de Simeone, en el que todos trabajan para buscar el momento para sorprender. El problema es que el talento de Robert Lewandowski arruinó todo el esfuerzo de los colchoneros.

En una falta pitada con (demasiado) rigor por el colegiado Clement Turpin, el polaco realizó un lanzamiento de libre directo impecable. Golpeó con la derecha para poner la pelota en el palo corto. La estirada de Oblak fue imposible. Lo habría sido para cualquier portero.

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No se descompuso el Atlético, que sabe que la victoria pasa a veces mantener un tiempo un marcador corto en contra, pero tampoco volvió a asomarse a la portería contraria hasta el descanso.

Aunque el esfuerzo fue generoso, los jugadores del Atlético no tuvieron profundidad. Se echó de menos a Juanfran y Filipe en los laterales, toda una opción en el conjunto de Simeone. Las bandas no existieron y por el centro era difícil llegar. Lo notaron Griezmann y Carrasco, que empezaron a estar invisibles. Además, Robben pudo marcar en una contra después de la reanudación.

Simeone notó que le hacía falta algo más y a media hora del final metió en el terreno de juego a Gameiro y Correa. Se fueron Carrasco y Gaitán. No cambió el esquema, como tampoco lo hizo la tónica del partido, en el que el Bayern seguía más cerca del gol que el equipo madrileño. Tampoco influyó demasiado la entrada de Thomas por Koke.

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No se avistaba el peligro de gol para el Atlético, sino todo lo contrario. De hecho, Thiago falló un remate en el área pequeña en el que medio estadio cantó gol. A falta de diez minutos para el final lo mejor que le estaba pasando al conjunto rojiblanco era que estaba vivo en el partido y clasificado para octavos como primero de grupo.

Lo bueno para el Atlético es que la derrota no cambia nada. Lo malo es que tampoco tuvo nada a lo que agarrarse en este encuentro. En cualquier caso, está ya en los octavos de final de la Champions. Un año más, con todo el mérito que tiene pese a que algunos se hayan acostumbrado.