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Casillas: la autodestrucción inexplicable

De cómo el mejor portero de la historia del fútbol español puede empañar poco a poco su imagen

El exguardameta del Real Madrid Iker Casillas. / NurPhoto

El exguardameta del Real Madrid Iker Casillas.

Pocos pueden decir que ganaron medio Mundial sacando un pie milagroso en la final. Cuesta encontrar a un portero que salve una Champions en 23 minutos saliendo desde el banquillo sin calentar. No habrá otro capaz de enterrar una maldición nacional y dar la vuelta a la historia del fútbol de su país en la tanda penaltis que lo cambió todo. Robben, Cardozo, Rakitic, Perotti... Casillas fue construyendo su historia parada a parada, pero parece empeñado en empañarla tuit a tuit.

Y todo por una cuestión de imagen. Nadie podrá discutirle que es el mejor portero español de todos los tiempos, el 'santo' capitán de la generación más gloriosa de este país y uno de los más grandes de la historia del Real Madrid, pero en su mano está cambiar el cómo quiere ser recordado. Es difícil explicar que alguien que logra lo más difícil sea capaz de fallar en lo más fácil.

¿Malas decisiones? ¿Mal aconsejado? Lo cierto es que cuando tuvo que hablar no lo hizo y que cuando lo mejor hubiese sido callar, saltó. El declive de su imagen lo inició Mourinho, que supo utilizar la buena sintonía de Iker con el núcleo duro culé y su relación con Sara Carbonero como armas arrojadizas para conseguir lo más insólito: dividir al madridismo transformando al 'santo' en 'topo' con apoyos pesados dentro del vestuario. Sin embargo, todo lo que ha pasado a partir de ahí corre de su cuenta. La responsabilidad del portugués en esta insólita historia acaba donde empieza la torpeza del otro.

Cuando Mourinho utilizó a Adán como escopeta de usar y tirar y luego apostó por Diego López, debió hablar. No hubiera estado de más un apoyo público a su compañero, acompañado de una intención de luchar por el puesto desde la humildad. Eso dio alas a quienes le estaban esperando. Tampoco tuvo sentido aclarar con tanto empeño que no pidió disculpas a Xavi tras un clásico. Eso le dejó para siempre en tierra de nadie.

Y luego vinieron las redes sociales. No nos engañemos, no todo el mundo las sabe usar bien para sus intereses. Casillas no entiende que no puede construir un personaje de lo que nunca fue en el campo. Si jugadores como Piqué tienen tanta repercusión en la Red es porque proyectan lo que son. No se ocultan y obtienen el resultado que buscan. Fueron y son así, dentro y fuera del campo. Pero si intentas ser 'canalla' pasada la treintena corres el riesgo de convertirte en bufón. ¿Alguien se imagina a Iniesta enfrascándose de repente en discusiones en Twitter? Pues hubo un tiempo en que la imagen de Casillas no fue muy diferente a la que tenemos del manchego. Da la sensación de que Iker lleva demasiado tiempo sufriendo situaciones que serían evitables con la simple intervención del sentido común. Puede que al final solo queden los logros, pero su historia no merece esta fase.

El problema de picarse continuamente con usuarios y periodistas en Twitter no es sólo poder afear con lo extradeportivo un currículum intachable, sino que evidencia públicamente dos puntos débiles: que le preocupa y mucho lo que cualquiera diga de él (lo que alimenta el monstruo y pone la máquina de chinchar en bucle) y que, o no escucha, o está muy mal asesorado.

Problamente de este último problema vino la idea de abrirse un canal de YouTube hace siete meses, por si no tuviera ya bastante. Y entonces decides, probablemente con la mejor intención, dar un once histórico de la Champions entre los que no hay ningún jugador español. ¿Tan difícil era explicar por qué? Y luego explicas que no hay nadie del Real Madrid porque si no estarían todos. Y te vuelves a olvidar de los Xavi, Iniesta y compañía. Y así hasta la autodestrucción más inexplicable.

David Ramos

David Ramos

Redactor Jefe de Contenidos Digitales en Cadena SER desde 2016 y profesor de comunicación en la Universidad...

 
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