Sopa de ganso en la Gürtel
Uno de los delatores de la trama, el exconcejal Juan José Moreno, revela en el juicio de la Gürtel que su novia le abandonó por Correa poco después de convertirse en criador de ocas e insinúa que ella pudo advertir a Don Vito de que estaba siendo grabado. Correa niega tal relación
Madrid
El juicio de la Gürtel ya ha ofrecido hasta la fecha algunos paralelismos con la obra maestra de los hermanos Marx, la desternillante 'Sopa de Ganso', que cargada de mensajes satíricos, zahiere una forma de gobernar. Salvando las distancias y la gravedad de los hechos que se enjuician, el supuesto capo de la trama, Francisco Correa, bien podría ser comparado con el personaje de Groucho, el presidente de Libertonia, Rufus T. Firefly, que entró en desgracia después de haberse codeado con la aristocracia y el poder, mientras que los delatores José Luis Peñas y Juan José Moreno serían Chicolini y Pinky, los agentes enviados por la enemiga Sylvania para espiarlo, representados en el largometraje por Chico y Harpo.
Pero este viernes la sesión ha ofrecido una nueva vuelta de tuerca. En lo que en un principio parecía una muestra del humor absurdo popularizado por los hermanos Marx, preguntaba la letrada del exconcejal del PP en Majadahonda Juan José Moreno a su defendido, qué le sucedió poco después de marcharse del municipio madrileño a Extremadura "a trabajar en una granja de gansos". "De ocas", ha matizado Moreno. "De ocas, perdón", se excusaba la abogada. "Da igual, ocas y gansos son lo mismo", contestaba Moreno, conocedor del género.
Interrogaba la abogada al delator qué sucedió "con su vida" poco después de convertirse en criador de ansarinos extremeños "por salir de este círculo vicioso", y Moreno ha revelado que su novia de entonces, Lucía Migallón, le dejó por Francisco Correa después de "casi seis años" de relación "de un día para otro y sin decir ni pío" –u otra onomatopeya aviar–.
El testimonio del antiguo edil puede ser relevante porque según ha confesado Moreno, la mujer "sabía que estábamos grabando" a la trama. "Estaba en mi vida y en la de Pepe [Peñas]" y "se fue a la vida del señor Correa".
Y estaba en la vida de Moreno y Peñas porque Migallón era por aquella época secretaria del partido Corporación Majadahonda, que ambos exconcejales crearon tras ser expulsados del PP, con los fondos en negro que aportaba el líder de la supuesta organización criminal.
El delator no ha situado temporalmente los hechos, pero ha dejado entrever que acontecieron poco antes o coincidiendo con las sucesivas denuncias y ampliaciones de las mismas presentadas por su compañero José Luis Peñas a la Fiscalía, entre 2007 y 2008, y ha insinuado que Lucía Migallón pudo contar al líder de la Gürtel qué tramaban sus antiguos socios.
Al concluir el relato y después de un receso, la abogada de Correa ha tomado la palabra para "protestar" porque se habían "mencionado en la sala asuntos privados que no forman parte de este procedimiento" y que "además", Francisco Correa "expresamente niega".
En 'Sopa de Ganso', después de juzgar por traición a uno de los delatores, tanto Chicolini como Pinky aceptan trabajar como agentes dobles para Rufus Firefly. A juzgar por las lapidarias miradas, los gestos e incluso las acusaciones pronunciadas por el Rufus de esta historia durante las declaraciones de sus soplones ante el tribunal, es imposible presagiar un final similar. La Gürtel nada tiene del slapstick de los Marx, y aunque no falten dosis de surrealismo y humor absurdo, aquí los golpes son de verdad, y para Don Vito, quien la hace la paga.