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Familiares de toxicómanos internos en Dianova aseguran que “aunque no nos parece lo más conveniente juntarlos con familias de refugiados con niños, el ambiente no es tenso”

Insisten en que a las personas con problemas de adicción “se les recuerda constantemente que no tengan contacto con el resto de usuarios”

El centro de Dianova en Ambite (Madrid) GOOGLE STREET VIEW / GOOGLE STREET VIEW

El centro de Dianova en Ambite (Madrid)  GOOGLE STREET VIEW

Madrid

“No nos parece lo más conveniente que en un mismo centro se encuentren conviviendo personas de diferente perfil y que necesitan respuestas diferenciadas. No es lo más adecuado juntar a personas toxicómanas con familias de refugiados con niños, la última vez que visitamos a nuestro familiar en el centro de Ambite vimos una fiesta infantil, pero no hay tensión, no es un ambiente agradable por las condiciones de las personas pero tampoco es amenazador. Yo lo he visitado un par de veces con mi familia y no hemos percibido ningún problema. No se trata de diferenciar entre si unos son mejores que otros sino en que reciban la respuesta adecuada en cada caso” afirma José, un familiar de una de las personas internadas en el programa de asistencia a usuarios con problemas de drogodependencia del centro que la Asociación Dianova España tiene en Ambite.

Distintos familiares de este grupo de usuarios se han puesto en contacto con la SER para describir sus experiencias con estas instalaciones cuestionadas por distintos ex usuarios del programa de acogida a solicitantes de asilo, ex trabajadores , Aministía Internacional, el ACNUR y que investigan tanto el Ministerio de Empleo y Seguridad Social como el Defensor del Pueblo.

A las personas toxicómanas se les recuerda constantemente por parte de los trabajadores que no tengan contacto con el resto de usuarios, aunque se puedan cruzar con ellos en algunos lugares comunes” explica José que añade “de alguna manera se les está prohibiendo el contacto con las familias solicitantes de asilo” desde la dirección de Dianova en el centro.

“Es un centro abierto, donde se puede entrar y salir salvo para los toxicómanos como nuestro familiar. Pero no es un centro de internamiento como dicen algunos ex usuarios o ex trabajadores” describe este familiar.

Sobre las quejas de los usuarios que han presentado su malestar ante el Ministerio del Interior, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social o el ACNUR sobre el hecho de que sobre todo sus hijos menores hayan tenido que convivir con personas con problemas de adicciones, estos familiares aseguran que por su experiencia “cada programa tiene su turno en el comedor, no comen a la vez e incluso las dietas son distintas. Algunos toxicómanos ayudan en la cocina o se pueden cruzar al entrar o salir o en las zonas comunes pero no comparten como tal el comedor”afirman.

Visité el centro con mi mujer y mi suegra y sin problemas, no hemos visto tensión, no es un sitio agradable por los cuadros de algunos de los toxicómanos, por las circunstancias personales de cada uno, pero no hay problemas de seguridad ni de tensión, nosotros no lo hemos percibido” defiende José.

Sobre las denuncias de algunos de los ex usuarios que se han quejado a las administraciones en cuanto al presunto “ trapicheo de drogas dentro del centro, sí que hay por lo que nos dicen los internos, pero también nos dicen que los únicos que entran y salen y podrían introducir sustancias serían los inmigrantes o refugiados porque no están sometidos al control que tienen los toxicómanos” afirman estos familiares de las personas que están en fase de recuperación de sus adicciones a las drogas.

 

“Los drogodependientes trabajan como parte de la rehabilitación”

“Al entrar ves a 30 o 40 subsaharianos allí sentados, muchas veces sin hacer nada , es triste porque no han venido de sus países a quedarse sin hacer nada. Pero las personas en terapia por las drogas sí que trabajan en la lavandería o en jardinería, forma parte del trabajo de rehabilitación” explica este familiar. Insiste en que al ser un centro semiabierto “ sería bueno darles alguna formación o actividad a los inmigrantes y refugiados, es más, bien hecho creo que las personas drogodependientes podrían dar clases de español y otras formaciones a esa población de refugiados que están en la misma instalación” detalla.

José defiende que “aunque el personal es escaso para un centro así , en eso estoy de acuerdo con los trabajadores que lo han dicho , el trato del personal hacia mi familiar toxicómano ha sido excelente y sabemos que tienen pocos medios para desarrollar su labor” afirma.

Este familiar y otros dos que se han puesto en contacto con la SER muestran su “preocupación por la continuidad de los programas del centro de Dianova porque no se puede cerrar un centro de esta naturaleza, lo que hay que hacer es gestionarlos bien , el cierre no puede ser una opción” afirma , aunque de momento ninguna fuente pone en duda la continuidad del programa de atención a personas drogodependientes.

Es una vergüenza que en Madrid no haya prácticamente centros gratuitos para el tratamiento de toxicómanos. Hay un problema muy serio porque no hay centros suficientes y los que hay son privados o tienen una gran lista de espera” por lo que asegura que el centro de Dianova es fundamental para la atención de familiares como el suyo.

Este familiar cree que “ si se ha hecho algo mal que se reenfoque pero creo que lo han hecho pensando en lo mejor para ayudar a los internos “ afirma en defensa de los trabajadores.

 
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