Ocio y cultura

'La huella solidaria' del doctor Bethune

El Centro Cultural Conde Duque, en Madrid, acoge la exposición fotográfica que recorre la vida del médico canadiense Norman Bethune y su labor en la Guerra Civil Española

Una de las fotos tomadas por el ayudante de Bethune de lo que él llamó "el crimen de la carretera Málaga-Almería".(Norman Bethune)

Una de las fotos tomadas por el ayudante de Bethune de lo que él llamó "el crimen de la carretera Málaga-Almería".

Madrid

Norman Bethune es el padre de la medicina humanitaria. Pionero de las trasfusiones de sangre móviles, salvó la vida de miles de personas en nuestra Guerra Civil; es un héroe en China, un símbolo de solidaridad en Canadá y un gran olvidado en España. Hoy, el Centro Cultural Conde Duque recupera su figura a través de sus fotografías y escritos.

Bethune era un reputadísimo médico cirujano en Canadá, siempre muy cercano al Partido Comunista, cuando estalló la Guerra Civil en España notó la llamada social”, explica Marisa Calés, directora de la Fundación Canadá.

Norman Bethune llegó a Madrid como voluntario independiente el 3 de noviembre de 1936 con una camioneta Ford que había comprado en Londres, popularmente conocida como “La rubia” y material médico que había adquirido en París; un viaje transatlántico sufragado por el Comité Canadiense de Ayuda a la Democracia Española.

Bajo la premisa “no he venido a España a derramar sangre, sino a darla”, Bethune practicó más de 700 transfusiones en los 8 meses que permaneció en nuestro país. En Madrid, instaló el primer banco de sangre que hubo en España, en una casa de la calle Príncipe de Vergara con 15 habitaciones. El canadiense fue pionero, a su vez, en organizar donaciones voluntarias de sangre; lo anunciada a través de radio y prensa, y ofrecía vino a cambio de la solidaridad.

Sin embargo, Bethune se percató de que para gran mayoría de los heridos que llegaban a los hospitales (a los que él enviaba las bolsas de sangre) ya era demasiado tarde. Por eso, propuso poner en marcha un dispositivo de transfusiones de sangre móvil, que permitiera el procedimiento in situ, en el propio frente de batalla. Su planteamiento parecía una quimera a ojos de los servicios médicos republicanos, sin embargo, el cirujano canadiense asumió la organización y financiación del mismo. Así pues, Bethune se unió a los servicios médicos de las Brigadas Internacionales, y comenzó a extender su trabajo por Guadalajara, Valencia, Barcelona y, especialmente en Málaga.

El doctor Bethune junto a una enfermera y su unidad móvil de transfusiones de sangre en España, 1937.

El doctor Bethune junto a una enfermera y su unidad móvil de transfusiones de sangre en España, 1937.

El doctor Bethune junto a una enfermera y su unidad móvil de transfusiones de sangre en España, 1937.

El doctor Bethune junto a una enfermera y su unidad móvil de transfusiones de sangre en España, 1937.

Precisamente la huída masiva de los malagueños hasta Almería tras la toma de la ciudad es uno de los episodios clave en la estancia de Bethune en España. Él se refiere a los acontecimientos como “el crimen de la carretera Málaga-Almería”. “El ejército italiano, alemán con el franquista tomaron la ciudad en horas y luego comenzaron a bombarderar por tierrra y mar a los civiles que huían por la única carretera que comunicaba Málaga con Almería, de unos 200 kilómetros”, explica Jesús Majada, comisario de la exposición. Era febrero de 2017 y Bethune se encontraba en Barcelona cuando recibió la noticia del avance de los militares sublevados en Málaga: “Él esperaba ayudar a las tropas pero no pudo llegar a la ciudad; lo que se encontró fue una avalancha de más de 100.000 personas, la mayoría mujeres, ancianos y niños, que huían despavoridos de la ciudad”, explica Almudena Cross, Presidenta de la Asociación Amigos de las Brigadas Internacionales. “Sacó todo el material sanitario que llevaba en la ambulancia y durante tres días se dedicó a meter en ella a los que no podían seguir andando, especialmente niños, facilitando así que pudieran llegar a Almería”, añade.

Esas horas han quedado plasmadas en sus escritos: “Se detuvo el camión, salí y me quedé en medio de la carretera. ¿De dónde venían? ¿A dónde iban? ¿Qué estaba ocurriendo? Me miraban tímidamente. No tenían fuerza para seguir, pero temían detenerse. Decían que los fascistas iban detrás de ellos. Sí, Málaga había caído. Las armas habían tronado. Las casas fueron arrasadas. La ciudad había sido golpeada duramente y toda persona capaz de andar se había echado al camino”.

Medio años después Bethune regresaba a Canadá, ahora le reclamaba China en su lucha contra los japoneses, en la Segunda guerra sino-japonesa. Antes de partir hacia oriente, produjo un documental El corazón de España e inició una gira por diferentes ciudades canadienses con el objetivo de recaudar fondos para el gobierno republicano, concienciar sobre el auge del fascismo, y captar voluntarios para la “causa española”. Obra suya o no, el batallón canadiense de las Brigadas Internacionales, el Mackenzie – Papineau, fue el segundo más numeroso, tras el francés.

Esta exposición estará en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid hasta el próximo 2 de abril. Unas fotografías que son Málaga, Madrid, Valencia pero podrían ser Kosovo o Siria. Este es legado del Doctor Bethune para que el horror no se repita. Esta es, en blanco y negro, su huella solidaria.

 
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