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PSOE: del pulso a la reconciliación

PSOE y PSC van a definir en las próximas semanas las condiciones en las que los militantes catalanes votarán en las primarias tras la amenaza de sacar al PSC de las decisiones internas

La presidenta andaluza, Susana Díaz, y el líder del PSC, Miquel Iceta, al comienzo de la reunión que ambos mantuvieron en la sede del PSOE-A / EFE

Madrid

Primero fue la amenaza de ruptura absoluta, luego la apuesta en positivo de seguir juntos pero con una relación diferente (en el PSOE muchos defendían que el PSC dejase de participar en sus decisiones pero que se mantuviera una alianza electoral e institucional) y ahora, tras tres meses de pulso, en el entorno de la gestora socialista dan por hecho que la sangre no llegará al río y que no va a pasar ni una cosa ni la otra: el PSC seguirá estando en las decisiones federales pero buscando una relación "simétrica", como repiten en Ferraz. Por lo pronto, la simetría pasa por que la cúpula federal pueda acceder al censo de los socialistas catalanes, el único que no está centralizado dado que se trata de un partido autónomo. Los militantes del PSC, por tanto, podrán votar en las próximas primarias, pero con condiciones. Las van a definir en las próximas semanas para cerrarlas antes de la convocatoria del Congreso.

Será este viernes cuando la comisión bilateral creada por ambos partidos se vuelva a reunir, aunque no se espera un acuerdo definitivo por mucho que el camino esté ya allanado. Es la tercera cita pero, pese a los ríos de tinta que han corrido sobre este tema, en ninguna de las anteriores reuniones se ha abordado el conflicto orgánico: la gestión de la relación entre ambos partidos y, sobre todo, lo que tiene consecuencias de forma más inmediata: si los militantes catalanes podrían votar o no en las primarias de mayo próximo. Esta posibilidad, según fuentes de PSOE y PSC, nunca se ha puesto sobre la mesa de la reunión, pero ha sido la amenaza que han lanzado de forma soterrada desde la gestora y las federaciones más potentes que la apoyan.

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Miquel Iceta, líder del partido en Cataluña, siempre ha dicho lo mismo al respecto: que nadie le había informado de tales intenciones y que no veía que ese fuera un mensaje para una Cataluña embarcada en un proceso independentista: "Si el PSC no cabe en el PSOE, ¿queremos decir que Cataluña no cabe en España?". Esta ha sido la idea principal de su discurso para desactivar esa advertencia, amén de su compromiso y del conjunto del partido de mantenerse al margen de la guerra interna del PSOE, ser neutral, al menos, desde las estructuras del partido. Durante el mandato de Pedro Sánchez, cuando gran parte del PSOE estaba en contra del secretario general, Iceta fue uno de sus grandes valedores.

Del lado de la gestora, también hay dirigentes que han defendido en este tiempo que Susana Díaz, líder a quien todos en el partido atribuyen mucho poder sobre la dirección provisional socialista, no podría presentarse a las primarias del PSOE con el lastre de que esta ejecutiva de transición que ella controla fue la que sacó a las bases catalanas de las elecciones internas.

En el PSOE se da por hecho, en cualquier caso, que la militancia catalana es poco permeable a una posible candidatura de la líder andaluza, de quien Iceta optó por desmarcarse públicamente en los mítines en la última campaña de las elecciones generales. Susana Díaz era blanco de las críticas de los partidos independentistas. Además, las primarias del PSC coincidieron con la crisis del PSOE a cuenta de la abstención para dejar gobernar a Mariano Rajoy y tanto el primer secretario del PSC como quien fuera su oponente, Nuria Parlón, hicieron del no es no el eje en el que convergían sus discursos.

A la espera de que la negociación culmine, por lo pronto, Ferraz plantea una fórmula que puede permitirse tener mayor control sobre el censo del PSC, sobre el que ahora no tiene ninguno. Para ello, baraja que los afiliados catalanes tengan la obligación de registrarse con carácter previo, de forma que se pueda 'depurar' el censo catalán que, según el PSC, es de unos 17.000 militantes. En otras federaciones aseguran que tienen manera de saber si es así mientras que los datos del conjunto del partido están a disposición de Ferraz, que centraliza la gestión del censo.

Todas estas decisiones han de tomarse antes de que se convoque el 39 Congreso del PSOE. Ese día, se cerrará el censo. Todo el que esté al día en ese momento en sus obligaciones de militante, tendrá derecho al voto. "La tensión y el tira y afloja -malician algunas fuentes socialistas- buscaban sobre todo depurar el censo del PSC, lo demás les da más". Entre los afines a la gestora, niegan la mayor y argumentan que la situación era "insostenible" y que había que darle una solución "definitiva" a la "asimetría" en las relaciones. La razón estará más de parte de una u otra versión en función de lo mucho o lo poco que, finalmente, se toque el escueto protocolo de relación entre ambos partidos, un folio pactado PSOE y PSC en 1978 en el que, casi todo, está en el aire.

 
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