Skugor desdibuja a Carreño y mete a España en problemas

Croacia

La Copa Davis tiene estas cosas, es la magia de la competición. El 223º de ranking puede subirse a las barbas de un top 30 impulsado por su afición y terminar culminando la mayor gesta de su carrera.

Era la vuelta de España al Grupo Mundial después de un peregrinaje de dos años por los suburbios del tenis, y el encargado, Pablo Carreño empezó con mucha sobriedad. Enfrentaba su segundo partido de Davis y el asturiano lo hizo con mucha personalidad. Jugando serio y a lo que mejor se le da, que es no fallar. El primer set se lo llevó por la vía rápida 6-3.

Todo parecía fluir hasta que apareció el espíritu de la Copa Davis. El pequeño pabellón de Osijek se empezó a hacer grande y las 2.500 gargantas empezaron a parecer el doble. Un apunte a pie de pista, 2.500 personas cantando en croata dan como mínimo respeto. El público convirtió a Skugor en una máquina de tirar ganadores y servir torpedos desde la línea de saque. El espigado tenista croata se puso a mandar y no paró hasta dos horas después.

En un abrir y cerrar de ojos Pablo Carreño iba un set abajo y estaba prácticamente sin margen de error. Fue el momento más delicado, en el que Conchita más tuvo que apoyar a su pupilo, tampoco acaba de creérselo, pero el vendaval tenía que parar en algún momento. El de Sibenik incluso malgastó una bola de break con 3-2 y el partido llegó igualado hasta el 4-4. Momento en el que Pablo Carreño tiró de casta para romper el saque de su rival y poner las tablas.

El maldito quinto set

Pero el quinto set guardaba el regalo más envenenado posible para un jugador de Davis. Carreño lo tuvo controlado en todo momento, rompió pronto el saque de su rival, y se plantó en el momento soñado del tenista, el 5-4 y saque. Y ahí se rompió todo. Cedió su saque y el partido se jugó al mejor de tres juegos en un tiovivo de sensaciones y derechas dos metros fuera. En el tie break ganó el mejor sacador, que suele ser lo habitual en esto del tenis, en este caso era Skugor.

Croacia le pega así una buena tunda de mandobles a una eliminatoria que parecía fácil para España, de eso nada, si los de Conchita quieren ganar tendrá que ser el domingo. España ha vuelto a la Davis en toda la dimensión de la frase, de eso no ya nadie duda.