La cuarta juventud del ídolo rojiblanco

Madrid

El Fernando Torres que ayudó al Atlético de Madrid a salir del ‘infierno’ de la Segunda, el que brilló en el Liverpool a las órdenes de Benítez, el que se convirtió en campeón de la Eurocopa en 2008 bajo la tutela de Luis Aragonés, el que se fue al Chelsea como fichaje multimillonario…

Todos esos éxitos del delantero de Fuenlabrada se borraron del recuerdo de muchos aficionados después de su estancia en Londres y de un paso mucho más que discreto por Milán. Es cierto que Fernando Torres conquistó la Champions con los azules y que un gol suyo en el Camp Nou fue determinante en la consecución del título, pero también lo es que tras su salida de Liverpool el delantero dejó de ser el que llegó a ser tercero en las votaciones para el Balón de Oro de 2008.

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Sus números, de hecho, decían que el número de goles por temporada alcanzado en su primera campaña en Liverpool -la 2007-08, en la que superó la treintena entre todas las competiciones- se convirtió en un techo que nunca más se iba a repetir y del que el delantero se iba a ir alejando poco a poco.

Mourinho dejó claro que no contaba con Torres, cuya siguiente parada fue el Milan de Inzaghi, en el que solo jugó diez encuentros y en el que no pudo hacer más que un tanto al Empoli en la Serie A. Y cuando tampoco parecía tener sitio en Italia, llegó la oportunidad de volver a su casa, el Calderón.

Nada más llegar al Atlético, Torres se encargó de señalar sus intenciones con dos tantos en el Bernabéu, al Real Madrid, en los cuartos de final de la Copa del Rey. El primero fue en el primer minuto. El segundo, en el primer minuto (también) de la segunda parte. No se conformó con eso. En la siguiente ronda también marcó ante el Barcelona en casa, aunque el Atlético no pudo superar esa eliminatoria.

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En la Liga, además, cumplió con tantos al Getafe, Villarreal y Levante. Torres contó para un entrenador tan competitivo como Simeone, que lo puso de titular en 14 partidos (entre Liga, Copa y Champions) y que le sacó desde el banquillo en otros 12. Su balance goleador: seis tantos. Para muchos aficionados, fue una segunda juventud en un momento clave de la historia del goleador.

Fernando Torres mejoró sus registros la temporada pasada, en la que sumó 11 tantos en Liga, siendo titular en 17 partidos. Esos números fueron discretos en la primera mitad de la campaña, pero a partir de enero el punta volvió a afilar el colmillo y sumó un total de 9 goles en la segunda vuelta.

En la Champions, Simeone confió en él como titular en el Camp Nou (donde marcó un gol), en los dos partidos de semifinales ante el Bayern y en la final contra el Real Madrid. Solo la dramática tanda de penaltis contra los blancos impidió que celebrara su tercera juventud con uno de sus mayores deseos: la Champions rojiblanca.

Esta temporada parece calcada para el ídolo de la grada del Calderón. Porque si en la primera mitad del año solo dos tantos en Liga al Sporting y otro en la Copa al Guijuelo, encara la recta final con ánimos renovados: doblete al Leganés y golazo en un partido dramático ante el Celta que acabó con una remontada que permite seguir al Atlético luchando por la tercera plaza.

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Quizá lo más importante para Fernando Torres es que puede empezar a sentirse titular en un momento clave para su equipo, cuando está peleando por ese puesto que es el gran objetivo del club y cuando vuelve la cita con la Champions, el gran objetivo del que nadie habla en la ribera del Manzanares. Dentro de solo una semana, el Atlético visitará al Bayer Leverkusen en los cuartos de final.