Tribunales

Dolores Delgado: "Ni estábamos preparados ni hubo voluntad"

La fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista en la Audiencia Nacional habla en una entrevista concedida a la Cadena SER de la situación y evolución de este tipo de terrorismo desde el 11-M y ofrece las claves de la eficacia investigadora de España, que ha permitido exportar la metodología a otros países y adelantarse a la directiva europea contra el problema

((PARA EL SÁBADO)) Aquí va la entrevista de Campos a Dolores Delgado

Entrevista con la fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista en la Audiencia Nacional. / M.Á.C.

Madrid

La fiscal Dolores Delgado recibe a la Cadena SER en su despacho, ubicado en la novena planta de la Audiencia Nacional. En sus estanterías, archivadores con un número de expediente sobre una causa abierta por terrorismo yihadista. Sobre la mesa, sumarios apilados e incipientes diligencias de investigación. La mayor parte, secretas.

La fiscal es directa sobre su análisis de los atentados del 11 de marzo en Madrid. "No estábamos preparados y faltó voluntad, excepto la de unos pocos" para investigar y dirigir la lucha contra este tipo de terrorismo "que ya teníamos en casa", sostiene la representante del Ministerio Público, pero "el atentado marcó un antes y un después, un punto de inflexión y nos lo tomamos en serio desde entonces", concede.

A partir de ese momento, "sin reprimir con las leyes", en contra por tanto de lo que sucedió en Estados Unidos después del 11-S, España "incrementó sus efectivos policiales en la lucha contra el terrorismo yihadista y su especialización", lo que provocó la desarticulación de distintos operativos que podían haber atentado en los años siguientes.

Al incremento y especialización de los agentes hay que sumarle, a juicio de Delgado, la reforma del código penal y de la ley procesal al respecto, y "que todos los partidos políticos asumieran el problema como una cuestión de Estado".

Tres etapas en la investigación y desarticulación

Esto ha permitido una continuidad en la metodología de trabajo que se ha ido perfeccionando poco a poco, exportándola a otros países que sufren el fenómeno. España está hoy tan preparada, a juicio de Delgado, que ni siquiera tiene que adoptar la futura directiva europea contra el terrorismo yihadista "porque ya la aplicamos desde hace años", al transponer las recomendaciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en las que ahora se fundamenta la legislación comunitaria de próxima publicación.

La investigación y posterior desarticulación de la amenaza se produce en tres etapas en España. En primer lugar, y "descartando siempre la investigación prospectiva", actúa la inteligencia, "que permanece vigilante" y "dirige el foco donde existe la sospecha". Cuando esas sospechas hacen creer a los agentes de inteligencia que "existe un posible riesgo real", comunican los hechos a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que analizan de forma minuciosa la amenaza, y comunican la actuación a la Fiscalía y los jueces para acabar con la misma.

De las reuniones secretas a la difusión del yihadismo en redes sociales

El perfil de los terroristas ha cambiado mucho desde el 11 de marzo de 2004. Dolores Delgado recuerda que se trataba de "hombres con una formación religiosa extrema y radical en el salafismo yihadista muy sólida, que solían tener muchos encuentros personales secretos que hacían surgir esta ideología a través de lecturas o vídeos, que proporcionaba un líder de forma presencial".

Hoy, se comunican y captan adeptos "a través de las redes sociales", y el "gran problema" son las "aplicaciones de este tipo de redes en los teléfonos móviles", con lo que consiguen una "distribución de su mensaje de forma exponencial, con un efecto de bomba racimo". Además, emplean "métodos muy profesionales" y se dirigen "a un perfil determinado de usuario muy permeable" como "niños, adolescentes, mujeres o ancianos", aprovechando sus debilidades para adoctrinarlos y convertirlos en futuros terroristas.

Los cuatro estadios del proceso de radicalización

La inteligencia en la lucha contra el terrorismo yihadista, un elemento crucial para impedir atentados, ha establecido cuatro estadios en el proceso de radicalización. Primero, la victimización: los adoctrinadores convencen a los contactados de que todo lo que se considere musulmán es perseguido. En segundo lugar, la culpabilización de esos hechos a los infieles o apóstatas. En tercer lugar, la justificación de la violencia por las víctimas que sufre el pueblo musulmán. Y, por último, el activismo, que es cuando el captado ya ha sido plenamente convencido de que debe intervenir en la yihad y vengar la supuesta violencia que sufre su pueblo.

La fiscal Dolores Delgado insiste en la importancia de Internet para los terroristas y, sobre todo, en la creación de sus propios medios de comunicación a través de la red para difundir el terror. Primero fue Al Qaeda, "en los albores del siglo XXI", la que se dio cuenta de crear "sus propios medios en Internet como herramienta terrorista" para "evitar la imparcialidad de los medios de comunicación tradicionales", y después perfeccionó la apuesta el autodenominado Estado Islámico con métodos muy profesionales de difusión de su mensaje sin las trabas de la verdad.

La Operación Espiral

Ya en el año 2008, la actuación de la justicia española consiguió que por primera vez en el mundo una organización que actuaba solo en el plano virtual, a través de Internet, fuera considerada terrorista. Fue la conocida como Operación Espiral, ejecutada por la Guardia Civil, que permitió desarticular la red Al Ansar Al Muyahideen y obtener "más de 750.000 efectos informáticos", descubrir que empleaban Internet para adoctrinar, captar, enseñar a atentar, viajar a una zona de conflicto para luchar o fabricar una bomba.

Para Dolores Delgado, el terrorismo yihadista "no tiene base religiosa sino violenta" y se muestra optimista en la lucha contra el terror si Occidente no comete errores del pasado como los acontecidos, entre otros, tras la Primavera Árabe, donde el Dáesh "aprovechó unos espacios que nosotros deberíamos haber rellenado con democracia, con libertad y derechos humanos". En lugar de eso, "permitimos que fueran rellenados de la violencia e intransigencia" proclamadas por el autodenominado Estado Islámico.

Los testigos protegidos que identificaron a los autores del 11-M

<p>Entrevista exclusiva con dos de los testigos que reconocieron a dos de los autores de la masacre del 11 de marzo.</p>

¿Cómo ha evolucionado el terrorismo yihadista a partir de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid?

Me vas a dejar que me remonte un poco más atrás. En los años 90, las investigaciones de yihadismo en España aquí, en la Audiencia Nacional, donde se centraliza toda la investigación sobre terrorismo se referían a un terrorismo ajeno. No nos afectaba. Era una investigación sobre falsificación de documentos, sobre redes logísticas de organizaciones yihadistas como el GIA o el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate. Eran los precursores de Al Qaeda.

Primero, no había mucha gente que se tomara en serio estas investigaciones. Segundo, había pocos recursos dedicados a este tipo de investigaciones. Yo diría que eran casi para pioneros de la investigación. Eran investigaciones que estaban a caballo entre el terrorismo y el crimen organizado o el tráfico de drogas. Yo creo que era un momento en el que había muy poca gente que se creyese el potencial del terrorismo yihadista.

Por la propia evolución del yihadismo global se producen fusiones de las organizaciones yihadistas, irrumpe Al Qaeda... Con origen en Afganistán, después de recibir toda la preparación que reciben de los norteamericanos para enfrentarse a los soviéticos —algo que en este momento nos parece un poco primitivo, pero era así—, de repente [irrumpe] Al Qaeda con unos planteamientos muy pioneros: ven que Internet está ahí, que Occidente se tiene que ver atacada en su propio territorio, se hacen presentes en más allá de países musulmanes lejanos a nosotros... Aparece Al Qaeda con toda su brutalidad, con toda su presencia, con todo su peso a partir de una serie de atentados, pero especialmente los del 11 de septiembre de 2011. [El ataque] marca un antes y un después en la visión de lo que era el yihadismo y cómo después evoluciona, porque no podemos olvidarnos de esos precedentes.

[Después] viene la guerra de Irak, una guerra absolutamente injusta, una guerra ficticia con causas ficticias, que sirve de excusa para todo. Y sirve de excusa para un escenario perfecto de confrontación. Y nos encontramos con el 11-M. En 2004 España se convierte en un campo de batalla en el que la sinrazón, la violencia y los atentados más salvajes frente a la gente más indefensa se producen. No voy a reproducirlo, todos los conocemos, todos sabemos lo que ha sido: el sufrimiento, el terror, el pavor, la alarma, la inseguridad que nos generan. Nos preguntamos muchas cosas: cómo llegamos hasta ahí, por qué se producen, cuáles son las causas próximas y remotas, la discusión de quiénes son los autores materiales e intelectuales, lejanos, remotos, presentes... No lo sabemos, pero tenemos un montón de víctimas en nuestra vida cotidiana. Tenemos yo creo que una respuesta seguramente a nuestra intervención en la guerra de Irak. Seguramente. Igual como excusa, pero la excusa de la excusa no es excusa. Ha ocurrido lo que ha ocurrido. Y se buscaron excusas y esa fue una de ellas. Y nosotros estábamos ahí. Fue terrible.

Las causas que motivaron esto son diferentes. Seguramente, habrá expertos que sean capaces de explicar una serie de causas. Pero lo que es cierto es que no estábamos preparados estructuralmente para lo que nos ocurrió. No pensábamos que nos pudiera ocurrir. Nos faltaron intérpretes, policías... Nos faltó voluntad. Excepto la voluntad de unos pocos que creyeron que esto merecía ser investigado, no existía. Pero el 11-M marca un antes y un después, un punto de inflexión en tomarnos en serio algo que teníamos ya en casa. Eso era incuestionable.

Y teníamos en casa un terrorismo con toda su evolución pero muy diferente al que tenemos ahora. Pero sin ese terrorismo no podríamos explicar tampoco lo que tenemos ahora. Entonces había una serie de gente preparada ideológicamente, religiosamente, gente que tenía orígenes en otros conflictos, que habían regresado a España, que se relacionaban entre ellos muy directamente —no tanto a través de las propias mezquitas porque hemos tenido suerte de tener una formación religiosa muy moderada, con lo cual no es verdad, y lo repito muchas veces, esto no tiene una base religiosa; esto tiene una base violenta, ideológica—, gente con muchas ansias de evolucionar hacia espacios de violencia.

El 11-M fue [concebido por] este tipo de gente, de perfil mayoritariamente hombres, con una formación religiosa extrema y radical en el salafismo yihadismo muy sólida, que solían tener muchos encuentros personales, que hacía que gestase en ellos esta ideología a través de lecturas de libros, de vídeos, había intercambios, reuniones secretas en los espacios aledaños a las mezquitas... Entonces este tipo [de perfil], que es donde se produce el germen para el 11-M, evoluciona y lo que hacemos desde las investigaciones de la Audiencia Nacional fue [centrarnos en] estas células. Células de gente muy formada, gente con vínculos con el crimen organizado, gente que buscaba financiación allá donde estuviera, vínculos internacionales...

Entonces, a partir del 11-M, cuando ya se contaba con un cuerpo de traductores, policías especializados, jueces con una visión real —porque lo habíamos vivido en el 11-M de que esto era una realidad, no era una posibilidad, tenemos operaciones. Los atentados y los muertos y los heridos y el sufrimiento y las víctimas eran reales, estaban ahí.

Entonces todo esto dio lugar a muchas investigaciones sobre células: la Operación Nova —una célula que se había constituido en las cárceles españolas con una especie de intercambio de cartas de ideología, que estaba liderada por un tipo que se llamaba Mohamed Achraf, que está en prisión; después tuvimos Operación Tigris, Chacal, Génesis, Camaleón... Una serie de operaciones e investigaciones donde nos centrábamos en grupos de personas con líderes espirituales que buscaban la radicalización del grupo y atentar básicamente aquí. Lo que pasa es que no lo consiguieron, pero ese era el objetivo.

Después de este momento álgido tras el 11-M, vuelve a caer y volvemos otra vez a un periodo de silencio. No porque no hubiese investigaciones, sino que eran muchas menos, había muchas menos detenciones, había menos juicios... Estuvimos pasando por unos momentos muy silentes. No inexistentes, sino en silencio, en calma.

Entonces nos encontramos con investigaciones muy interesantes. Por ejemplo, el preludio de lo que después hemos tenido: investigaciones en Internet. Que eso nadie lo sabe, pero entre los años 2005 y 2011 no hemos dejado de investigar el nuevo fenómeno yihadista. O su nueva expresión, fundamentalmente a través de Internet. Determinar que Internet esta siendo utilizada, fundamentalmente por Al Qaeda, porque los jefes ideólogos de Al Qaeda querían que Internet se utilizase como una herramienta terrorista. Y lo consiguen. Porque es su herramienta de propaganda. Se dan cuenta de que, como todos sabemos, el terrorismo es la expresión pública de una actividad. Y lo que se pretende es que tenga una difusión pública. Pero la difusión pública puede estar manipulada cuando se hace por medios imparciales, sensatos, democráticos y normales. Entonces ellos deciden que lo mejor es tener sus medios. Donde puedan vender su imagen, sus acciones y sus atentados como quieran. Se dan cuenta de que el mejor de los sistemas es Internet.

Esto lo hace ya Al Qaeda en los albores del siglo XXI. Y tienen a gente realmente muy potente y muy buena en este tema. Y es su campo de batalla y a lo que nos dedicamos. Y tenemos gente aquí muy experta. Y tengo que decir que España en esto ha sido pionera porque nos lo hemos tomado muy en serio. Porque después del 11-M no pensamos en cambiar radicalmente nuestras normas, no pensamos en reprimir radicalmente, sino que buscamos respuestas a lo que había ocurrido ampliando efectivos, buscando la especialización, la capacitación, los nuevos métodos de investigación, nuevos sistemas y nuevas metodologías. Y nuestra respuesta viene por ahí.

Durante los años 2005 hasta 2012 las investigaciones de esta fiscalía, mis investigaciones, se centran en Internet. Y hacemos verdaderas operativas trascendentes para lo que después nos vino.

¿Cómo se hace esto? ¿Cómo se detecta una amenaza yihadista a través de Internet?

Tenemos proscrita la prospección. No podemos lanzarnos a buscar algo, a ver si cazamos o pescamos lanzando el anzuelo y a ver qué pillamos. No es posible. Esto no se puede hacer. Tenemos que tener una cierta seguridad, o una cierta noticia, de que algo está ocurriendo ahí fuera.

Son distintos pasos y distintos momentos. Tenemos gente de inteligencia, que se mueve con otros parámetros y de otra manera, que velan de alguna forma por preservar nuestra seguridad a partir de me va a permitir que diga sospechas. Pero seguridad es eso: si tienes sospechas de que están atentando contra nuestra seguridad tienen estar alerta. Y estar alerta no es actuar, es estar alerta. Para ir más allá si esa sospecha se va materializando. Si fuese así, tienen que acudir a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y van a ellos.

Si dicen 'tenemos ya más que sospechas de que pueden estar cometiendo acciones o actividad terrorista yihadista', entonces entramos en los investigadores. Es su papel, es su tiempo, es su momento. Y detrás de ellos viene la justicia: la Fiscalía —que hemos tenido una actuación muy directa, muy directa, muy proactiva en las investigaciones, intentando encauzar todas estas informaciones— y después judicialmente y en un tribunal.

Entonces, ante una sospecha de inteligencia, después un indicio policial o un dato objetivo, arrancamos una investigación. Yo recuerdo una investigación que fue exhaustiva, que fue muy bonita, y creo que fue muy determinante, fue la Operación Espiral. Se refería a una organización, que después el tribunal sentenciador consideró terrorista, que actuaba exclusivamente en Internet. Era una organización virtual. Obtuvimos más de 750.000 productos informáticos. Los analizamos y nos dimos cuenta de la actividad terrorista que había detrás: reclutamiento, adoctrinamiento, información, entrenamiento hasta militar, del uso de explosivos, apoyo logístico a las organizaciones criminales, explicaban cómo llegar a las zonas de conflicto, cómo cometer atentados, cómo volver a nuestros países... Fue una operación increíble, que llevó la Guardia Civil, que nos mostró el camino de lo que teníamos que hacer. Fue fantástica. Además, fue muy satisfactoria, no tanto por obtener una sentencia condenatoria como por descubrir o aflorar cómo actuaban las organizaciones yihadistas en la red. Y estos fueron los antecedentes de lo que luego pasó con el Estado Islámico.

Le he hecho todo un recorrido de antes del 11-M, del 11-M, del tiempo de después, del tránsito al Estado Islámico y nos encontramos con el Estado Islámico.

Entonces, lo que fundamentalmente cambia desde el 11-M hasta hoy en día es la irrupción y aprovechamiento de Internet como herramienta del terror. ¿Hasta qué punto han desarrollado los terroristas yihadistas esa herramienta del terror para infundir el mismo?

Yo le diría que hoy en día tienen la misma finalidad común intemporal, la implantación de la ley islámica de forma universal. Lo que cambian son los objetivos concretos y los medios específicos utilizados.

Un terrorismo global descubre una herramienta global, que es Internet. Un terrorismo que no conoce de fronteras conoce un canal de comunicación, y no solo de comunicación sino de desarrollo de la propia actividad, que no conoce fronteras, que es global, transnacional, universal. De manera que la ley islámica la pueden imponer globalmente a través de una herramienta como puede ser Internet.

Pero damos un paso más: el Estado Islámico es una evolución de ese terrorismo del que yo le hablaba. Con unos orígenes más geopolíticos, sociales, aparece una primavera árabe bien complicada que daría para otra exposición diferente pero yo creo que también interesante...

Aparece en unos espacios que deberíamos haber rellenado con democracia, con libertad, con Derechos Humanos... Y, en vez de eso, permitimos que se rellenen de violencia, de intransigencia, de intolerancia y de totalitarismo.

Y, de repente, el Estado Islámico no solamente enlaza con Internet, sino que descubre las redes sociales. Y algo que es mucho más importante: las aplicaciones de telefonía móvil. ¿Quién no tiene uno o dos teléfonos? Y dentro de un teléfono se pueden tener cuatro, cinco, seis aplicaciones de redes sociales. Y a partir de ahí yo lo refiero —como una metáfora, que no se me entienda mal— como una bomba de racimo: somos capaces de distribuir de manera exponencial los mensajes que queremos lanzar. Y a todo esto se le une una depurada técnica de marketing comercial, de seleccionar los nichos sociales, los target a los que queremos dirigir nuestro mensaje. Buscamos gente permeable, por distintas razones: los niños, los adolescentes, las mujeres, los ancianos, los hombres, jóvenes,... Hay una serie de objetivos muy apetitosos y que están, además, muy definidos, con una serie de circunstancias particulares, personales, sociales y locales.

Y nos encontramos con un terrorismo que utiliza Internet, las redes sociales y el propio sentimiento en los distintos países. Porque es un terrorismo global, pero a la vez local. No es lo mismo el terrorismo en Francia y Bélgica que en España. O en Canadá, Australia y Estados Unidos. Va cambiando, se va adaptando. Y dentro de esa localidad aparecen distintos sectores: las mujeres, los adolescentes, los hombres jóvenes, los hombres mayores... Tiene su reflejo.

Nos encontramos con un problemón. Es un problema porque la forma de expandir algo que es fundamental para este tipo de terrorismo, cual es una ideología patógena, como son las redes sociales. Internet es la vía, pero realmente son las aplicaciones de telefonía móvil en redes sociales.

¿Qué diferencias hay entre el terrorismo yihadista belga o el francés y el que pretende asentarse en España?

Occidente somos los infieles. Y nos responsabilizan, porque hay un punto muy grande de victimismo, de muchas de las cosas que les pasan a los musulmanes en su ideario y en su posicionamiento. No es lo mismo la situación de las segundas y terceras generaciones en Bélgica y en Francia —donde además hay una mezcla no tanto religiosa sino social; donde hay unos guetos, donde hay determinadas situaciones quizá de no integración, o de algo que quizá debería ser integración y no lo es—, que ya tendrían que sentirse plenamente integradas en una sociedad y de repente se dan cuenta de que siguen siendo de alguna manera ciudadanos de segunda o de tercera. Esto es aprovechado para victimizar a los musulmanes. Y esta victimización es diferente en Francia, en Bélgica y en España. En España no tenemos segundas y terceras generaciones todavía; tenemos otra cosa, pero no eso.

Entonces aprovechan las condiciones de este ambiente. No quiero decir musulmán porque no quiero que exista una correlación con la religión porque no tiene nada que ver, sino de las condiciones sociales que tiene un determinado sector social.

Piense que hay cuatro estadios en un proceso de radicalización. En de la victimización, ellos cuentan que hay una persecución, un agravio, contra todo aquel que se considera musulmán. Después, una culpabilización. ¿A quién culpan de esa victimización? Se culpa a Occidente, a los infieles o a los apóstatas. A todos aquellos que no asumen unos postulados que predican, pero que a veces son postulados falsos. Lo que pasa es que es su propia narrativa. Después, la justificación de la violencia: ante esas víctimas, está justificado lo que se haga contra los culpables manifiestos para luchar contra eso. Y el siguiente paso es el activismo: 'Muy bien, para poder vengarme de todo eso tengo que ser activista; y abrazo la violencia como única forma de vengar esa victimización'.

Estos pasos son diferentes en cada país, en función de las condiciones que haya. Por eso digo que hay un terrorismo yihadista global, que busca un fin global, que es el establecimiento de la ley islámica interpretada siempre desde un radicalismo absolutamente contrario a los postulados del Corán —paz, bonanza... no tiene nada que ver—, pero ellos aprovechan todos estos avatares de los países.

¿Por qué entiende usted que en España nos hemos librado en los últimos años de atentados terroristas yihadistas que sí que están teniendo otros países de nuestro entorno, como Francia, Bélgica, Estados Unidos? ¿Qué hay distinto en España que ha hecho que nos libremos de momento de todo esto, afortunadamente?

Sería una frivolidad y una temeridad excluir un posible atentado. Yo, como coordinadora contra el terrorismo yihadista, sería absolutamente irresponsable si dijera que estamos libres de un atentado. Ahora, siguiente paso: estamos trabajando para que esto no sea así. Claro, todo el mundo trabaja y, sin embargo, en otros países se producen.

Es verdad que tenemos una serie de ventajas, que no sé si son determinantes pero coadyuvan a prevenir atentados en España. Uno: hemos ampliado enormemente el número de efectivos que investigan este tipo de terrorismo. Pero no de cualquier manera, sino que tenemos una gran capacitación y especialización. Y eso es muy importante. Tenemos gente muy preparada, que incluso estamos colaborando y trabajando con otras policías e investigadores de otras partes contando nuestra propia experiencia. Nosotros mismos hemos ido avanzando y nos hemos dotado de herramientas, como la Ley de Enjuiciamiento Criminal y la Ley Procesal, que son las herramientas procesales de investigación. Hay mucho que mejorar, pero estamos en el camino.

Y luego tenemos una cosa que yo creo que ha sido buena: la reforma del Código Penal en materia de terrorismo yihadista, que creo que ha sido fruto de un consenso democrático importante. En su momento hubo un pacto para la lucha antiterrorista, que firmaron los partidos políticos más importantes y además todos se adhirieron, con lo cual hay un respaldo democrático como una cuestión de Estado en materia de seguridad. Yo creo que eso es importante.

Fruto de eso surgió una reforma del Código Penal que todavía no está publicada, pero hay una directiva del Parlamento Europeo sobre terrorismo que viene a sustituir a la de 2008 que se refiere a una serie de reformas legislativas que España ya tiene hechas. En ese sentido, España ya tiene hechos los deberes. Y nos hemos adelantado porque seguimos la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidos. En eso sí que hemos sido internacionalistas. Y cuando lo somos nos va mejor, y ese es un ejemplo.

Estamos actuando bien legislativamente y procesalmente, tenemos gente muy preparada y, quizá, lo que tenemos que hacer es hacer de esto una cuestión de Estado y, sobre todo, buscar consensos y evitar posiciones políticas partidistas al respecto. No hace falta que se diga esto o aquello de una operación. No. Hablan después los actos, los hechos, la policía, la justicia.

Y yo creo que lo mejor es dejar que las cosas funcionen de esta manera porque hasta ahora nos ha funcionado.

 
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