Un niño acaba atrapado dentro de una máquina por intentar conseguir un peluche

Madrid

El pequeño Jamie Bracken-Murphy, un niño irlandés de tres años, ha acabado atrapado en el interior de una máquina de peluches tras intentar hacerse con su peluche preferido. El niño se introdujo a través de la trampilla, que le daba acceso a la zona en la que se encontraban los peluches, gracias a la ayuda de su hermano, quien se encontraba junto a él en el momento del suceso.

El padre de Jamie, Damien Murphy, ha explicado a The Irish Independent que todo sucedió muy deprisa: "Estábamos jugando y, cuando dejé de mirarle durante cinco segundos, el pequeño se acercó a la máquina". Fue entonces cuando, con la ayuda de su hermano, el pequeño entró por la trampilla para los peluches: "Cuando oí un ruido, volví a mirar en dirección a la máquina y vi que estaba tras el cristal".

El padre trató de sacar al niño de la máquina sin éxito

Tras comprobar que no corría ningún peligro, el padre de Jamie sacó el teléfono móvil y decidió grabarlo para compartirlo horas más tarde en Facebook. Cuando vio que el niño no tenía mucho espacio de movimiento, el padre intentó sacarle de la máquina sin éxito.

Fue entonces cuando el padre, tras ver que no podía rescatar a su hijo, decidió esperar a que un empleado le sacara de ahí: "Le dije que mantuviera la calma y que esperara a que un empleado encontrara las llaves de la máquina". Mientras tanto, el pequeño continuaba jugando con los dos peluches por los que había accedido a la máquina.

Un bombero rescató a Jamie

Unos minutos después de quedar encerrado, un bombero fuera de servicio rescató al pequeño Jamie: "El bombero le dijo que se agachara y que retrocediera poco a poco por la trampilla". El niño siguió las indicaciones del bombero, facilitando así su rescate.

Finalmente, el niño fue rescatado sano y salvo de la máquina de peluches junto a los dos dragones de peluche verdes. Después de ser rescatado, Jamie le entregó uno de ellos a su hermano y siguieron jugando en el salón recreativo situado en Tipperary, Irlanda, como si nada hubiera pasado.