Economia y negocios
Reforma fiscal

La oposición pide derogar la reforma fiscal que grava la venta de pisos sin descontar la inflación

El sobrecoste fiscal puede superar los 8.000 euros para una casa comprada por 100.000 hace 20 años

Tabla que muestra los cambios aplicados antes y después de la reforma Montoro / CADENA SER

Madrid

Con la declaración de la renta de 2016 en marcha, por segundo año consecutivo los que han vendido una casa usada están en riesgo de pagar impuestos por un beneficio irreal. Se debe a que, desde 2015, no se tiene en cuenta la inflación a la hora de calcular la ganancia o la pérdida patrimonial en la venta de una vivienda comprada después de 1994.

La ganancia patrimonial se calcula restando al precio de venta el precio de compra. Pero la inflación hace variar el valor real del dinero. En los últimos 20 años, por ejemplo, el IPC ha subido un 55%. Lo que comprábamos entonces por 100.000 euros ahora nos cuesta 155.000.

Para mitigar ese efecto de la inflación al pagar impuestos hasta 2014 se aplicaban coeficientes correctores de la ganancia patrimonial aparente. Pero desde 2015 ya no se hace en la venta de viviendas compradas después de 1994, por la reforma del IPRF impulsada por Cristóbal Montoro con mayoría absoluta del PP en el Congreso.

Para José María Mollinedo, del colectivo de técnicos de hacienda GESTHA "supone un hachazo fiscal para estos contribuyentes que transmiten una vivienda, porque se van a ver sometidos a una tributación por encima de la que realmente podríamos entender que han obtenido".

Precios de mercado

Con datos elaborados por GESTHA para compras de viviendas por 100.000 euros en distintos momentos después de 1994, y su venta en 2016 a un precio acorde con la evolución del mercado de la vivienda:

Si la hubiésemos comprado en 1996 y vendido el año pasado por 217.000 euros, habríamos ganado en teoría 117.000. Con la reforma Montoro ésa es la ganancia patrimonial, sin corregir el efecto de la inflación. El impacto es que "se estarían pagando en la actualidad unos 8.200 euros de más por haberse suprimido los coeficientes correctores" anteriores, que permitían descontar a esa ganancia patrimonial teórica el efecto de la inflación. Si la hubiésemos comprado en el año 2000 y vendido por 169.000 en 2016, el sobrecoste con Hacienda por la reforma Montoro sería de más de 5.000 euros.

Si la compra hubiese sido realizada en 2004 lo más probable sería que perdiésemos dinero al venderla en 2016: unos 6.500 euros según la evolución media del mercado. Si quisiésemos compensar esa pérdida con otras ganancias patrimoniales en los próximos años, con la aplicación de la reforma Montoro en vigor tendríamos un ahorro fiscal bastante menor que el de la situación anterior: de unos 3.300 euros.

Gobierno en minoría

La reforma fiscal de Montoro se aprobó en el año 2014, con el gobierno Rajoy bien arropado con mayoría absoluta en el Congreso. El PSOE -que presentó una enmienda entonces contra la reforma- la considera injusta para los que venden una vivienda comprada después de 1994. "Montoro y el gobierno están gravando plusvalías irreales, por no tener en cuenta la inflación". Y aboga por dar marcha atrás, ya, a la reforma Montoro: "Creemos que la ley de Presupuestos es un buen instrumento, y en un buen momento, para cambiar lo que se hizo injustamente".

Ciudadanos y PdeCat, aunque también se muestran partidarios de cambiar el sistema, prefieren dejar las cosas como están para este ejercicio, 2017, y acometer la reforma para que entre en vigor en 2018, de forma que las viviendas de segunda mano que se vendan en ese ejercicio, compradas después de 1994, paguen por una ganancia patrimonial de la que se haya descontado la inflación.

Unidos Podemos es partidaria de una reforma fiscal más amplia: para que los rendimientos del capital se paguen con el mismo tipo marginal que las rentas del trabajo. Pero dentro de esa reforma sería partidaria también de que las ganancias patrimoniales se graben corregidas con la inflación.

El PNV explica que, por tener Hacienda propia, se inhibiría en este asunto, como es habitual cuando se abordan asuntos de fiscalidad. Es decir, sus votos no se sumarían en ningún caso al PP en este asunto.

 
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