El "agotamiento" del 'procés'

Madrid

Al final de esta Semana Santa, que acostumbra a tener poca novedad política, ha sido una semana de avance para el Gobierno. No por sus movimientos, que Mariano Rajoy prefiere esperar a que las cosas se arreglen solas, sino porque confía en que las tensiones dentro del bloque independentista resulten determinantes. Se han unido varios hechos: el mensaje de la embajada española de Estados Unidos y la aclaración del expresidente Jimmy Carter, que no piensa inmiscuirse. Pero también la tensión dentro de Junts pel Sí, que hay en el Ejecutivo quien le da más relevancia incluso a eso que al revés estadounidense.

“El proceso está agotado y esta es la gota que colma el vaso”, dicen fuentes del Gobierno. “Cada vez menos apoyos en la calle y ningún respaldo internacional en un proceso que está fuera de la ley”, añaden. En la Moncloa se apoyan en la última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat, según la cual crecían los detractores de la independencia.

En el Gobierno de Rajoy recuerdan las giras a otros países que ha hecho Puigdemont -los más recientes a Estados Unidos aunque ha hecho varios viajes- y reprochan a la Generalitat la inversión en una campaña diplomática que dan por fracasada. Se diría, de la interpretación que hace el Ejecutivo, que hubiera cierta esperanza en que el proceso se acabe autodestruyendo por la falta de apoyos en el exterior –en la Moncloa hablan de que el ‘procés’ queda “aislado”- y, sobre todo, por las divisiones internas, que hasta ahora habían permanecido latentes pero que han emergido de manera indisimulada en esta Semana Santa.