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Donald Trump

Los primeros 100 días de la era Trump

Donald Trump tiene una receta mágica para hacer "América grande otra vez" y esta la medicina que ha dado hasta ahora

El presidente Donald Trump firma en el despacho oval el memorando sobre importación de aluminio. / Olivier Douliery Pool/Getty Images

Washington

Antes de las elecciones estadounidenses, ya como candidato republicano, Donald Trump redactó un Contrato con el votante estadounidense en el que resumía su plan de acción durante sus primeros cien días de gobierno si llegaba a ser elegido presidente. Acciones para proteger a los trabajadores estadounidenses, bajar los impuestos a las clases medias y fomentar el consumo y la producción de productos americanos, inversión de un trillón de dólares en infraestructuras públicas, derogar y reemplazar el Obamacare, acabar con la corrupción en las instituciones, restablecer la seguridad en las fronteras y liquidar la inmigración ilegal. Esta es su receta mágica para hacer "América grande otra vez". Y esta la medicina que ha dado hasta ahora.

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Aciertos y desaciertos del presidente

 A tres días de cumplirse la simbólica fecha de los primeros cien días de gobierno, la administración Trump presentó un plan de reforma y rebaja fiscal. El Secretario del Tesoro lo calificó de "histórico". La propuesta la explica la Casa Blanca en un escueto comunicado de una hoja en la que da titulares como la reducción de impuestos a empresas del 35% al 15%, pero no detalla qué va a suponer para las cuentas federales ni cómo se va a ejecutar. Ante la poca concreción, mucha incertidumbre. Todavía no está claro que el Partido Republicano en la Cámara vaya a apoyar el plan para poder convertirlo en ley. El respaldo de los Demócratas es mucho más improbable.

El intento por revocar y modificar el Obamacare es, de momento, un fracaso bloqueado por el Freedom Caucus, el ala conservadora del partido Republicano. Eliminar la reforma sanitaria de Obama supone dejar sin cobertura a 14 millones de personas en el próximo año. Los congresistas siguen negociando una nueva propuesta. La inversión de un trillón de dólares en un plan de infraestructuras y el aumento de 54.000 millones de dólares en Defensa y Seguridad que prometió en campaña ni siquiera están encima de la mesa.

Su mayor logro ha sido colocar a un juez conservador en el Tribunal Supremo. Con el nombramiento del magistrado Neil Gorsuch, se garantiza la mayoría conservadora frente a la progresista. Eso sí, han tenido que cambiar el reglamento del Senado para poder nombrarlo solo con la mayoría simple de los republicanos.

La construcción de 1.600 kilómetros de "muro grande y bonito" de momento se queda en amenaza. No ha conseguido que el Congreso apruebe la financiación pública que pretendía incluir en los presupuestos del año que viene (1.500 millones de dólares ahora y otros 2.600 en octubre).

El discurso antiinmigración ha sido un eje central de su campaña electoral y de sus primeros cien días de gobierno. En el plano legislativo ha sido un auténtico fracaso. A golpe de orden ejecutiva ha intentado llevar a cabo dos vetos migratorios que limitaban la entrada al país de ciudadanos de varios países musulmanes y a refugiados de todo el mundo. La justicia federal los ha suspendido. Lo mismo ha pasado con la amenaza de retirar fondos federales a las “ciudades santuario”, aquellas que se niegan a colaborar con las autoridades migratorias en hacer redadas contra inmigrantes indocumentados. Las tres medidas están a la espera de que el Supremo diga si son constitucionales o no. Si en el plano legislativo ha sido un fracaso, está siendo un triunfo en las calles. En estos tres meses, la llegada de inmigrantes, legales e ilegales, se ha reducido notablemente, desde solicitantes de asilo, a trabajadores con visas en vigor y migrantes que cruzan la frontera ilegalmente. Las detenciones en la frontera con México han pasado de una media de 40.000 personas al mes, a 18,754 en febrero y 12,193 en marzo, según el Departamento de Estado. Más allá de la frontera, las detenciones contra inmigrantes indocumentados se han incrementado un tercio durante estos tres meses, según las autoridades de Migración. Han sido 21.362 arrestos comparados con los 16.104 del mismo periodo del año pasado. A pesar de que la justicia ha paralizado la orden ejecutiva en contra de aceptar a refugiados, el gobierno simplemente ha dejado de tramitar las peticiones de asilo.

De 10.000 al mes que se tramitaron en otoño del año pasado a poco más de 2.000 en marzo de este año, según datos oficiales. Las amenazas de Trump están ganando la partida en la calle y el discurso del miedo está calando en la moral de los migrantes.

Su idilio retórico con Rusia se ha acabado durante estos tres meses. Trump dice que las relaciones con Rusia están en "el peor momento" desde que acusó al Kremlin de conocer el último ataque químico de Bachar el Asad en Siria por el que Estados Unidos bombardeó una base aérea. Ha sido la primera intervención directa contra el régimen sirio en seis años de guerra.

Por otro lado, hay cuatro investigaciones en marcha (dos en el Congreso, en el FBI y en el Pentágono) sobre la relación del asesor de seguridad de Trump, Michael Flynn, con Moscú. Ante el escándalo de cobros de gobiernos extranjeros, de mentiras y relaciones ocultas con el gobierno ruso, Flynn dimitió veinte días después de asumir el cargo. Esta patata caliente puede explotarle a Trump en las manos si se prueba que Rusia ha interferido en la campaña electoral pero, de momento, la crisis no está teniendo impacto en su gobierno.

La ofensiva contra Corea del Norte ha empezado. La administración Trump ha anunciado el endurecimiento de sanciones contra Pyongyang y ha desplegado un escudo antimisiles frente a las costas coreanas. El vicepresidente, Mike Pence, hizo un tour por la zona reuniéndose con sus aliados Corea del Sur y Japón. Los secretarios de Estado y de Defensa se han reunido con todos los congresistas y senadores para analizar de manera inédita la amenaza atómica. Esta supuesta crisis ha sido la excusa perfecta para un acercamiento a China. Donald Trump confía en la mediación de su homólogo chino con Kim Yong-Un para evitar un choque militar.

La calle contraataca

Donald Trump se acuesta prácticamente todos los fines de semana desde que llegó a la presidencia con protestas frente a la Casa Blanca. Por los derechos de las mujeres, contra los recortes en ciencia, por la defensa del cambio climático, por la transparencia de las cuentas públicas, por la igualdad, contra el conflicto de intereses que representa él y su imperio inmobiliario, contra la violencia policial, en defensa de las minorías étnicas, por la justicia social… Y hoy no es una excepción. Una cadena humana rodeará la Casa Blanca en una protesta contra sus 100 primeros días de gobierno y otra en defensa del medio ambiente.

Claro que Trump no estará ahí para verlo. A pesar de calificar de "ridículo" la fecha de los 100 días, ha organizado un acto con sus bases en Pennsylvania. Su ausencia no es una excepción.

La mayoría de los fines de semana los pasa en su complejo de Florida, en Mar-a- Lago, que ha llegado hasta a promocionar en la web del Departamento de Estado, que eliminaron esta semana ante el aluvión de críticas.

 
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