Marcelo al rescate

El Valencia se presentaba en el Bernabéu sin saber qué plan encontraría. El B fue el que usó Zidane en Riazor, pero en casa el técnico galo prefirió jugar con los habituales y ser más conservador. El único retoque fue la presencia de James (en detrimento de Isco y Asensio) en el lugar del lesionado Bale. Voro, por su parte, optó por un once más arriesgado, casi retando al Madrid a un mano a mano.

Y algo así fue, por en la primera jugada del partido Santi Mina estampó el balón en la madera en una doble ocasión que bien podría haber sido el primero del Valencia. Una jugada que resumió lo que fue gran parte de la primera mitad, un partido sin control, alocado y de ida y vuelta, sin que Kroos ni Modric pudieran cerrar el centro del campo. Para eso Voro montó un pivote formado por Parejo y Soler, dos jugadores de un gran talento pero tampoco demasiado tendentes al rigor defensivo.

El Madrid se aproximó con peligro a la meta de Alves a través de un James generoso y un Cristiano pegado a Benzema en la punta del ataque, casi jugando de nueve. El peso del partido lo tenía el Madrid pero las ocasiones las tenía el Valencia, Orellana tuvo otra en el 17 pero su disparo cuando enfrentaba a Navas salió muy defectuoso. Ambos equipos se presentaban partidos por la mitad y sin jerarquía alguna sobre el balón, pero en ese desequilibrio el Madrid sacó ventaja.

En un balón de Carvajal, Cristiano se elevó por encima de Garay y de Mangala y puso el 1-0 en el marcador. El gol hizo el mismo efecto que un calmante, el partido bajó varios tonos de intensidad y pasó de la locura a algo parecido a un choque de pretemporada. Carreras al trote, muchas imprecisiones, se puso tontorrón y hasta Cristiano terminó siendo víctima de este sesteo objetivo de algún pito del público.

El miedo de tener la ventaja mínima (y con razón)

La segunda mitad siguió por los mismos derroteros y el partido seguía aletargado. Entre que se desperazaba, el árbitro se inventó un penalti inexistente de Parejo sobre Modric y Cristiano se dispuso a ejecutar. Frente a él Diego Alves, que ya le había parado dos con anterioridad. Cristiano titubeó y el portero brasileño se volvió a hacer gigante.

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Después vinieron unos 25 minutos de faena de aliño, sin nada reseñable, fútbol aburrido esperando el pitido final. Si acaso la salida de Nani del césped, parsimoniosa y vergonzante con su equipo perdiendo. Pero el partido se animó, vaya si lo hizo. Una falta a unos 25 metros se la pidió Parejo y con mira telescópica incrustó el balón en la escuadra de Keylor Navas.

Eso ocurrió en el 82, pronto para los intereses del Valencia, que despertó al Madrid con tiempo de sobra. Fue Marcelo, la salsa brava del Madrid el que hizo una jugada marca de la casa para batir a Alves con la derecha. 2-1 y otra vez por delante en un nueva exhibición madridista de última hora.

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