La Policía eleva la cifra de fallecidos a 30 y admite que quizás nunca pueda identificar a todas las víctimas
La primera víctima identificada oficialmente en el incendio de la torre Grenfell es Mohammed Alhajali, de 23 años
Londres
Mohammed Alhajali, de 23 años, ha sido la primera víctima identificada oficialmente. Es un refugiado sirio, que había escapado de la guerra en su país y estaba estudiando ingeniería civil en la universidad en Londres. Su hermano Omar pudo escapar de la torre incendiada, pero le perdió la pista durante el rescate.
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La Policía ha contabilizado ya treinta fallecidos y cree conocer las identidades de seis de ellos, pero reconoce que quizás nunca pueda llegar a identificar a todos los que perecieron. Los servicios de emergencia pasan su tercera jornada entre los restos de la torre, buscando cadáveres.
Incertidumbre para las familias de los desaparecidos
Los familiares de decenas de desaparecidos se enfrentan a semanas de incertidumbre sin saber con certeza lo ocurrido con los suyos. En algunos casos son familias enteras de cinco y siete miembros de las que nada se sabe.
En el barrio del Norte de Kensington el dolor se va transformando en ira y recriminaciones contra las autoridades, en un distrito en el que a pocas calles de las casas de los multimillonarios, hay viviendas sociales mal atendidas y bolsas de pobreza vergonzosas.
La actuación de May puede costarle cara
Todo son sin críticas para Theresa May y su falta de humanidad, cuando el jueves visitó en secreto el lugar del siniestro. La primera ministra conversó con los mandos de los servicios de emergencia, pero no se acercó a ninguno de los centros de acogida de las víctimas y evitó todo contacto con los residentes, por razones de seguridad.
Lo contrario fue que hizo el líder laborista Jeremy Corbyn, quien repartió abrazos y pasó largo rato escuchando tremendas historias de los afectados por el incendio.
La primera ministra ha ordenado una investigación oficial sobre lo ocurrido, pero este incendio se está convirtiendo en una crisis política. Es un símbolo de las enormes deficiencias y problemas de las viviendas sociales, en todo el país y especialmente en Londres.