El papa Francisco 'prohíbe quejarse'
El pontífice ha colgado un cartel con ese mensaje en la puerta de su habitación para hacer frente a los victimismos
Roma
El papa Francisco prohíbe quejarse según reza el cartel que ha colgado en la puerta de su habitación de la residencia vaticana de Santa Marta. No es para menos. Durante su pontificado ha calificado a algunos jerarcas eclesiásticos de fomentadores de la coprofagia, viejas comadrejas, príncipes del renacimiento, obispo de aeropuerto, cortesanos libidinosos, inquisidores, ideólogos del abstracto, fundamentalistas, untuosos e idólatras… o adoradores del dios Narciso.
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Y a algunos clérigos les ha dedicado los siguientes sambenitos según The Pope Francis Little Book of insults: vanidosos mariposones, vendedores de goma, magnates, religiosos de corazón amargo como el vinagre, hipócritas del clericalismo, de rezo helado, avaros, creyentes de pastelería, anestesiados, de corazón negro, caviladores moralistas, contemplativos distantes o enemigos de la cruz de Cristo.
Por ello -y mucho más- hay cola para quejarse al papa. La prohibición que cuelga en la puerta de su habitación a sugerencia de un psicólogo, advierte que los transgresores están afectados por "el síndrome del victimismo con la consecuente disminución del humor y de la capacidad para resolver problemas". Y añade una recomendación final: deja de quejarte -se lee en cartel- y actúa para hacer mejor tu vida".