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Más de 20 millones de estadounidenses son adictos a los calmantes

La Administración Trump tratará la epidemia de los opiáceos como una emergencia nacional después del aumento imparable de las muertes

Más de 20 millones de estadounidenses son adictos a los calmantes / GETTY IMAGES

Nueva York

La crisis de los opiáceos que arrasa Estados Unidos tiene una fase previa que preocupa tanto o más que esta epidemia que mata ya a casi 60.000 personas al año. Más de 20 millones de estadounidenses mayores de 12 años son adictos a los calmantes legales, recetados por los médicos y disponibles en las farmacias, según las conclusiones del informe Enfrentando la adicción en América, elaborado por la Dirección General de Salud Pública.

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Esta tasa es similar al número de personas diabéticas y más del doble de los enfermos de cáncer del país. Las autoridades de salud advierten de que, a pesar de que poseen tratamientos eficaces contra esta adicción, sólo uno de cada cinco adictos recurre a ellos.

El problema llega cuando las personas que usan estos calmantes no tienen dinero suficiente para pagar los medicamentos y recurren a los derivados de la heroína que se venden en el mercado ilegal.

Este fenómeno ha dado lugar a la epidemia de los opiáceos que arrasa Estados Unidos y que el pasado año acabó con la vida de al menos 59.700 personas, tras escalar de las 47.000 de 2014 y las 52.400 de 2015, según el informe de Morbilidad y Mortalidad de los Centros para el Control e Infección de Enfermedades (CDC), de diciembre de 2016.

La Administración Trump ha redoblado sus esfuerzos de la lucha contra esta epidemia, pero el secretario de Salud de Estados Unidos, Tom Price no quiso confirmar este martes que el Gobierno vaya a presionar a los médicos y a las farmacéuticas para que dejen de recetar y promocionar el uso de calmantes.

En la rueda de prensa posterior a su reunión con Donald Trump, donde le informó sobre los avances contra la epidemia de opiáceos, Price aseguró que el presidente cree que el problema se debe tratar como una “emergencia”, ya que es su gravedad es mayor a la crisis del crack de las década de los 80, que provocó la guerra del Gobierno de Ronald Reagan contra las drogas.

"La cuestión del crack fue un problema terrible, pero no tuvo la potencia de la medicación que existe en este momento", dijo Price. "La crisis de los opiáceos no distingue por edad, está afectando a la gente joven y adulta en todos los niveles de la sociedad”, añadió el secretario de Salud.

El informe de la Comisión de Opiáceos recomienda a la Casa Blanca aumentar la financiación sanitaria destinada a la salud mental de los adictos, un programa de monitoreo de los medicamentos y aumentar la presión policial sobre las redes de tráfico de los derivados de la heroína procedentes de México, así como conversaciones con China, donde se encuentran los laboratorios que fabrican esta droga.

 
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