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Atentados Barcelona y Cambrils

El imán de Ripoll ante el juez en 2011: "Llevé la droga bajo amenazas"

Abdelbaki Es Satty fue condenado en 2011 a cuatro años de cárcel por intentar meter más de cien kilos de hachís en un barco que iba desde Ceuta hasta Algeciras: alegó sin pruebas que le habían obligado a llevar la droga bajo amenazas de muerte

Casa de Alcaná donde falleció Es Satty / Heino Kalis (Reuters)

Madrid

La posible responsabilidad penal que pueda tener el imán de Ripoll en los atentados de Barcelona y Cambrils quedó extinguida desde el momento en que una explosión acabó con su vida la semana pasada, pero no es la primera vez en que la Justicia pone la lupa sobre Abdelbaki Es Satty: hace seis años fue condenado por intentar meter más de cien kilos de hachís en Algeciras, denunciando sin éxito haberlo hecho por las amenazas de muerte que recibió.

El relato de hechos probados dibuja a un Es Satty a punto de cumplir los 38 años, residente en la localidad tarraconense de Calafell, a más de 150 kilómetros de Ripoll, cazado cuando intentaba subirse a un barco en el puerto de Ceuta con más de 120 kilos de hachís en el coche y con destino Algeciras. Iba en el coche con tres hermanos que resultaron absueltos. 

Es Satty, años antes de convertirse en imán de Ripoll y de morir en una explosión como supuesto líder de una célula yihadista, intentó convencer sin éxito al juez de que había sido víctima de una extorsión: "Llevé la droga bajo amenazas, me han mandado a Marruecos a por la droga y me han dicho que como no vuelvas te matamos a ti y a tu familia", dijo en el juicio. Intentó implicar a los tres hermanos que le acompañaban afirmando que ellos le dieron dinero para comprar una furgoneta y que cuando se la dieron estaba llena de droga sin él saberlo. 

"Nos convenció de que el martirio es bueno"
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<p>Uno de los supuestos terroristas afirmó ante el juez que fue el imán de Ripoll quien les convenció para atentar</p>

Una alegación de miedo insuperable por la que no pasó el juez de lo penal que enjuició su caso: entró en "notables contradicciones", dice la sentencia, llegando Es Satty a asegurar que "la traductora se ha equivocado". El juez dice que "no ha acreditado sufrir una situación de acoso, amenaza, perturbación o algún miedo", y absolvió a los tres hermanos por falta de pruebas. 

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