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Mario Mola logra su segundo Mundial de triatlón

El español consigue el campeonato y está a tres de alcanzar a Gómez Noya

Mario Mola durante la prueba final de Rotterdam / BAS CZERWINSKI EFE

El español Mario Mola ganó el Mundial de triatlón este sábado en la localidad holandesa de Rotterdam, acabando tercero, y logrando de esta forma su segundo título, mientras que su compatriota Javier Gómez Noya, único quíntuple campeón de la historia, que capturó plata, sumó su décima medalla en este campeonato.

Con este nuevo éxito, el triatlón se confirma como uno de los deportes que más éxitos internacionales ha dado a España desde el inicio del nuevo milenio, ya que con el segundo de Mola, suma ocho títulos mundiales, a sólo dos del récord histórico de Australia. 

Desde el arranque del siglo, ningún país ha ganado más oros que España, que al del gallego Iván Raña (en 2002, en Cancún, México, cuando el Mundial se decidía en una sola jornada), añade los cinco de Gómez Noya y los dos de Mola. Que este sábado se hizo acreedor a una nueva corona, al haber ganado más pruebas que nadie -cuatro: en Gold Coast (Australia), Yokohama (Japón), Hamburgo (Alemania) y Edmonton (Canadá)- y cerrar el año con un tercer puesto en Holanda.

Y por quinto año seguido, los que lleva en el cargo, el vizcaíno Iñaki Arenal, seleccionador español de triatlón, festejó no sólo el título, sino a dos de sus deportistas en el podio final del Mundial.

La Gran Final apuntaba a un claro duelo interno entre Mola -al que Arenal definió como "genio"- y el más grande de la historia, Gómez Noya -"Dios", para el seleccionador español-, plusmarquista histórico de títulos (cinco) y que llegó a Rotterdam después de proclamarse el pasado domingo, en Chattanooga (Tennessee, EEUU) campeón mundial de 70.3 (medio Ironman: 1.900 metros a nado, noventa kilómetros en bici y medio maratón -42,097 kilómetros- a pie).

Nacido hace 34 años en Basilea (Suiza), pero criado desde niño en Ferrol, a Gómez Noya no le gustaba nada el trazado y el jueves el cuádruple campeón europeo -asimismo plata olímpica en los Juegos de Londres 2012- indicó que no entendía cómo podían organizar "una final de un mundial en este circuito".

Las quejas se centraban, sobre todo, en los cambios a distintas superficies de un circuito ciclista muy técnico y estrecho, que con lluvia iba a resultar, como poco, inseguro; y en el agua del río Mosa, que superaba, según ellos, los niveles de contaminación.

Al final no se registraron mayores incidencias; y de las aguas del mayor puerto de Europa, el segundo más grande del mundo, en las que se nadó con neopreno (a 18 grados), salió en cabeza -cómo no- el eslovaco Richard Varga, que lo hizo por trigésima tercera vez en una prueba de las Series Mundiales.

Javi se metió en el grupo cabecero. De quince. Mayor de lo que él deseaba. En el que iban, entre otros, Varga, el inglés Jonathan Brownlee -quinto en Rotterdam y sexto en el Mundial-, los hermanos rusos Igor y Dmitry Polyanski y el australiano Aaron Royle.

Mario entró en un segundo grupo, con sus compatriotas Alarza -quinto en la general final- y el tinerfeño 'Chente' Hernández -decimotercero-, a veinte segundos, con los que también pedaleaban Blummenfelt, otro de los triunfadores, y el surafricano Richard Murray, al que su sexto puesto no le sirvió para mantener el podio.

Para lograr una 'machada' sin parangón, Javi debía ganar la carrera y esperar a que Mario no mejorara el sexto. Así que hizo todo lo que pudo. Intentó reventar la carrera, entre otros, con el habitualmente 'suicida' Jonny Brownlee, pero el grupo cabecero era demasiado amplio para abrir huecos importantes en un circuito tan técnico y estrecho; y al final se generó un gran pelotón.

 
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