Más pantallas y menos bocadillos

Madrid

Cada vez son más los que incorporan a su vida el hábito de merendar, pero el monopolio del bocadillo se ha ido transformado en una variada gama de opciones no siempre saludables que, además, se suele tomar frente a una pantalla de móvil o de televisión. Y según el Primer estudio sobre hábitos de meriendas en España, elaborado por iniciativa de El Caserío, cada vez hay más padres hacedores de meriendas, pero en la inmensa mayoría de los hogares (78 %) siguen siendo las madres quienes se ocupan del tema en la inmensa mayoría de los hogares.

El estudio, elaborado a partir de 1.200 encuestas on line, determina que el 95 % de los niños de entre 8 y 10 años merienda a diario, mientras que, en el caso de sus padres, lo hacía solo el 82 % del total. No se merienda lo mismo, eso sí, porque en una generación el bocadillo ha pasado de protagonizar el 80 % de las meriendas a solo el 40 %, mientras que aumentan los sándwiches (17 %) y las galletas (9 %). La leche y los zumos, por su parte, ganan presencia, pero siguen siendo minoritarios: 9 y 7 %, frente al 5 y 3 % en el caso de los padres, respectivamente.

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El consumo de bollería, señalado como un factor de riesgo relacionado con la obesidad infantil, ha pasado del 2 al 6 % de las meriendas, pero destaca el caso de Andalucía, con un 40 % del total, que multiplica por 7 la media española.

Otro de los aspectos destacados del estudio es el índice de sedentarismo asociado a la merienda. Actualmente solo el 21 % de los niños españoles merienda mientras juega en casa o en la calle. Por contra, casi se ha duplicado el número de niños de meriendan con videojuegos, con el móvil o viendo la tele. La cifra supone un 39 % del total en España, pero un 66 % en Andalucía.

Los expertos recomiendan meriendas basadas en la fruta, hortalizas como el tomate y la zanahoria, o los frutos secos, recurriendo también yogures naturales o bocadillos de pan integral, pero evitando productos procesados. La dietista-nutricionista Lucía Martínez asegura además, con doble dosis de ironía, que "la bollería industrial es la segunda peor elección, solo por detrás del arsénico".