Rajoy espera acallar las voces críticas del PP con el requerimiento a Puigdemont

Madrid

La cúpula del PP lleva tiempo recibiendo críticas por su gestión de la situación en Cataluña. A algunos parlamentarios, cargos intermedios y dirigentes territoriales les habría gustado ver a su líder exhibiendo una mayor contundencia desde el principio. Hay quien cree se debería haber aplicado ya el artículo 155 de la Constitución. Antes incluso de celebrarse el referéndum ilegal. Opinan que, de esa forma, se podría haber evitado, por ejemplo, las cargas policiales y la imagen que se proyectó de España a nivel internacional.

Hay populares para los que esta situación debería estar "resuelta" y nos les ha gustado nada que se le hayan concedido plazos a Carles Puigdemont. "Será una semana más de agonía", indica un diputado. Son muchos lo que no creen que el president de la Generalitat vaya a rectificar.

Mientras, los colaboradores de Mariano Rajoy defienden su estrategia. Recuerdan que este es su estilo e insisten en que no ha habido inacción del Gobierno. Sostienen que se han adoptado medidas como el control de la cuentas catalanas. Para ellos, lo importante en estos momentos, más que nunca, es que los suyos sean prudentes, permanezcan unidos y lancen los mismos mensajes.

Tambien confían en que con el requerimiento se calmen los ánimos internos. Dicen que ahora la pelota está, de nuevo, en el tejado de los independentistas y, por tanto, lo que ocurra será responsabilidad de Puigdemont. Explican que siempre se debe esperar a ver cómo evolucionan los acontecimientos. De ese modo, si Rajoy debe activar ahora el 155 será porque se vea abocado a ello y contará con el apoyo de PSOE y Ciudadanos. No es lo mismo que hacerlo solo.

"Nos van a obligar a llegar donde no queremos llegar", dijo el presidente en septiembre, protagonizando un acto de su partido en Barcelona. En Génova recuerdan esas palabras para explicar por qué responden "con proporcionalidad". Dicen que tratan de agotar todas las vías antes de adoptar la más extrema. En la Moncloa resaltan que es muy fácil aconsejar pero muy difícil tomar una decisión y son conscientes de que este asunto igual puede hundir que entronizar a su jefe.