Simeone, más reflexivo tras la pesadilla

Madrid

Desde que llegó al banquillo del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone ha cambiado la historia del club a base de éxitos. La evolución ha situado a la entidad en otro nivel y les ha colocado entre los mejores equipos de Europa en las últimas cinco temporadas conquistando títulos y una colección de reconocimientos y halagos.

Su historia es brillante y cuenta con pocos tachones, de los que se levantó él y su equipo, como las dos finales perdidas en la Liga de Campeones. Los éxitos han sido su gloria pero también han aumentado el nivel de exigencia.

Las victorias llevan a elevar el nivel de percepción de la rutina. Cuando uno pierde más de la cuenta, las victorias destacan más de lo normal; cuando uno no gana, lo que sobresale son las derrotas, o los empates, como es el caso de esta temporada.

El nivel de exigencia interno y externo se ha incrementado a consecuencia de los éxitos y de la inversión realizada, en renovaciones y fichajes aunque no puedan ser inscritos hasta enero, y esto hace que ahora las sensaciones sean muy diferentes pese a haber perdido solo un partido en toda la temporada. Este dato engaña porque lo que penalizan son los empates y las sensaciones que transmite el equipo, que son pobres.

El momento que atraviesa Simeone es de los más complicados desde que está en el Atlético de Madrid. La situación en la Liga de Campeones es insólita y está al borde de la eliminación en la fase de grupos, algo insólito en su hoja de servicios.

Más allá de no ganar ningún partido, los dos empates ante el Qarabag han dejado tocada la moral de la tropa y las de su comandante, al que se ha visto más reflexivo y pensativo de lo habitual el día después de la pesadilla. Apenas ha dialogado con el director deportivo, Andrea Berta, en los primeros minutos del entrenamiento. Una charla entre dos de los hombres fuertes a nivel deportivo evaluando la situación del equipo.

Con la mirada perdida y cabizbajo, el técnico se ha pasado toda la sesión en solitario, sin intervenir en el trabajo del equipo, que ha quedado a manos de sus ayudantes este miércoles. Solo ha roto su soledad en algunos intercambios de opiniones con el ‘Mono’ Burgos, hombre de confidencias en los partidos y en días complicados como el de hoy.

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