En el interior del centro de detención de Manus
Desde 2013, Australia envía a los refugiados que llegan a sus costas a un centro de detención en esta isla de Papúa Nueva Guinea. Ahora han anunciado su cierre, pero los refugiados se niegan a salir. Llevan más de una semana sin agua, electricidad y comida.
undefined
Madrid
"¿Por qué explotáis nuestra debilidad?", se puede leer en uno de los carteles colgados en el centro de detención de Manus. Desde 2013, Australia paga a Papúa Nueva Guinea para que mantenga encerrados en esa isla a los refugiados y migrantes que alcanzan sus costas. "La situación aquí es horrible, muchos refugiados tienen problemas mentales como consecuencia. Algunos se han suicidado en sus habitaciones, otros se autolesionan, pero al Gobierno de Australia no le importa", nos contaba hace poco Behrouz Boochani, un periodista iraní que lleva cuatro años encerrado en este centro.
Desde su apertura, los medios y las organizaciones internacionales han tenido prohibida la entrada. Por primera vez, una ONG australiana (GetUp!) ha conseguido entrar y grabar el interior. "Es un momento histórico, habéis arriesgado vuestra vida y vuestra carrera entrando aquí", explicaba uno de los refugiados a los miembros de GetUp!.
El cierre del centro estaba programado para el 31 de octubre. Es la decisión a la que llegaron el Gobierno de PNG y de Australia, después de que el Tribunal Supremo de Papúa lo decretara ilegal. Sin embargo, los refugiados y migrantes se han negado a aceptar la opción que les plantea el Gobierno australiano: el traslado a otro centro que hay en una ciudad cercana. "Preferimos estar en esta prisión que salir, porque si salimos es peligroso, la gente de allí nos ataca y nos sentimos más vulnerables. Tienen miedo y es lógico, son una comunidad pequeña, con su cultura... No nos quieren y nosotros no queremos ir". Un informe reciente de Human Rights Watch documentaba los ataques que han sufrido los refugiados en Manus.
Más de 600 hombres han permanecido en el centro desde ese día sin agua, electricidad y comida. Continúan organizando protestas todos los días y se niegan a salir. GetUp! describe las condiciones en las que viven como un infierno. Los vídeos muestran a personas durmiendo fuera de las habitaciones, en un intento de huir del calor que hace dentro de los contenedores desde que cortaron el aire acondicionado. Los baños están bloqueados y cubiertos de suciedad. Los refugiados se han visto obligados a cavar pozos para conseguir agua para beber, ducharse y cocinar. "Salvar nuestras vidas no es fácil, así que tenemos que tener ideas brillantes. Estoy seguro de que aquí hay muy buenos ingenieros", comentaba uno de los refugiados.
Más información
Dos miembros de la ONG GetUp! pasaron ocho horas dentro del centro de detención. Una de las directoras de esta organización, Shen Narayanasamy, dice que se trata de una emergencia humanitaria. "La muerte o contraer enfermedades graves es algo inevitable en los próximos días. Estos hombres están enfermos, sedientos y hambrientos. Obviamente no se quedarían aquí si pensaran que podrían estar más seguros en otro lugar". En su opinión, la solución recae sobre el Gobierno de Australia: "Solo hay una obligación cuando hay una crisis humanitaria: proteger la vida. Todos los gobiernos y políticos tienen el deber de actuar. El Parlamento australiano tiene que actuar inmediatamente para evacuar el campo y llevar a estos hombres a un lugar seguro".
Behrouz Boochani, cuenta su día a día en este lugar a través de las redes sociales. "Estos vídeos son una prueba de cómo Australia está violando los derechos humanos en Manus, pero ninguna foto puede mostrar la verdadera realidad de esta prisión. La realidad es el impacto invisible que esto tiene en las personas aquí retenidas", escribía el periodista en Facebook.
Sara Selva Ortiz
Redactora de la sección de Nacional. Antes trabajó en el equipo de Hoy por Hoy, en Economía, en Informativos...