Política | Actualidad
CRISIS EN EL PP

El PP espera cambios tras una debacle en Cataluña que ha reavivado el duelo entre Santamaría y Cospedal

A la vicepresidenta la critican por su gestión de la crisis. Creen que fue “un tremendo error” dar por “descabezados” a los independentistas

Hay quien pide a Cospedal que deje de centrarse en la situación catalana y se preocupe más de los procesos judiciales que tiene por delante el PP

“La mejor autocrítica es hacer cambios”. En las filas conservadoras esperan que, tras las Navidades, la renovación del PPC provoque movimientos

El presidente del PP, Mariano Rajoy, y la secretaria general, María Dolores de Cospedal, durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del partido / J.J. Guillén (EFE)

El presidente del PP, Mariano Rajoy, y la secretaria general, María Dolores de Cospedal, durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del partido

Madrid

A la dirección nacional conservadora le cuesta realizar examen de conciencia. El portavoz del Congreso, Rafael Hernando, señaló el martes que, en los próximos días, analizarán los resultados en sus órganos de dirección internos. “Pero la mejor autocrítica es hacer cambios”, resalta un alto cargo popular. Y por eso, como él, en las filas populares algunos dirigentes esperan que Mariano Rajoy mueva ficha. Desean que, tras las Navidades, haya “movimientos” que les sirvan para pasar página y arrancar 2018 con fuerza.

Dan por hecho que estos serán “obligatorios” porque se tendrá que renovar la formación en Cataluña. Dicen que habrá que reemplazar a Xavier García Albiol y a su equipo. Por eso algunos piensan que Andrea Levy podría dejar la vicesecretaría de Estudios y Programas en Génova para asumir otras competencias. Y quien cree que podría producirse un terremoto aún mayor con una crisis de Gobierno. Eso sí, al estilo Rajoy. Es decir, buscando solo el recambio puntual para cubrir a la persona que salga. Todos están pendientes de dos nombres: el de la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, a la que muchos ven al frente del PP catalán y, ya de paso, también del titular de Economía, Luis Guindos, al que ya sitúan en la vicepresidencia del Banco Central Europeo. Sin olvidar que hay que buscar un sustituto para el que fuera jefe de gabinete de la Rajoy, Jorge Moragas, que se va de embajador de España ante la ONU.

El 21-D pasa factura al PP y aunque en Génova se esfuerzan por blindar el liderazgo de Rajoy, los nervios van en aumento. Nadie se esperaba un batacazo electoral tan grande en Cataluña y a todos les preocupa que ahora el éxito de Ciudadanos se contagie al resto de España. Por eso en las filas conservadoras se ha vuelto a hablar de sucesión. A pesar de que el presidente trató de frenar de inmediato este debate diciendo que no pensaba adelantar las elecciones generales. Pero este es un tema recurrente en cuanto hay turbulencias. Al igual que el eterno enfrentamiento entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.

Lo que ocurre es que mientras algunos juegan con la terna de futuribles candidatos sabiendo que nadie hará nada hasta que Rajoy lo desee, la batalla entre las dos mujeres que más poder atesoran dentro del partido y del Gobierno adquiere ahora gran virulencia. La situación catalana ha avivado el cruce de reproches entre el sector partidario de la vicepresidenta y el de aquellos que prefieren a la ministra de Defensa y secretaria general del PP.

A Sáenz de Santamaría le recuerdan siempre “el fracaso” de la Operación Diálogo y su buena relación con Oriol Junqueras, el líder de ERC. Pero no hace falta remontarse tan lejos. Algunos dirigentes creen que la gestión del 1-O fue “un desastre” y ponen en duda la eficacia del CNI, bajo su mando, durante toda esta crisis. No entienden que al final hubiera urnas, ni que Carles Puigdemont pudiera irse a Bruselas. Otros cargos también la critican porque tardó mucho en visitar Cataluña cuando se aplicó el 155 y no olvidan que cuando lo hizo fue para señalar que el presidente había “descabezado” a los independentistas. Creen que fue “un tremendo error”. Aunque no fue lo único porque tres días antes de las urnas, durante su comparecencia en el Senado, aseguró que el procés era “un fake”.

“Fue designada molt honorable por delegación y no sirvió de nada. Fuimos con pies de plomo. Había demasiado miedo a que se viera como una intervención dura ... ”, se queja un diputado. “La estrategia de Cataluña ha sido diseñada por el Ejecutivo no por el partido. Y tiene nombre y apellidos”, señalan los que no comparten la actuación de la vicepresidenta. Desde su entorno defienden que el Ejecutivo nunca procedió por un interés partidista sino por una cuestión de Estado: “No fuimos allí para ganar las elecciones sino para volver a instaurar la ley. Y ahora toca seguir adelante”.

En cuanto a Cospedal, tampoco se libra de reprobaciones. Desde el bando contrario hay quien la señala como la persona que “malmete” contra Sáenz de Santamaría porque dicen que en cuanto tiene ocasión se encarga de evidenciar los fallos que se han cometido. Algunos también la increpan por ausentarse de los Consejos de Ministros cuando es la vicepresidenta y no Rajoy quien está al frente. Aunque sus colaboradores dicen que eso ha ocurrido en contadas ocasiones y ha sido porque ella también estaba de viaje.

Además, sus detractares le echan en cara sus palabras en una entrevista de hace unos días en El Mundo. “Posiblemente habría que haber actuado de otro modo en Cataluña”. Ese fue el titular. No consideran que su declaración estuviera fuera de contexto. Al contrario, lo ven como toda una declaración de guerra. Por eso mismo le recomiendan que se ocupe de sus asuntos. Por ejemplo, preocupándose más por los procesos judiciales que tiene por delante el PP relacionados con la corrupción.

En el Partido Popular explican que su formación es “como un equipo en el que unos juegan y otros están en el banquillo pero en el que todos deben trabajar juntos para ganar el partido”, señalando que lo importante es “el entrenador”. En el fútbol, cuando las cosas van mal, a este se le cambia. En política, sin embargo, la asunción de responsabilidades cuesta más. Así los populares reconocen que a Rajoy le interesa que haya cierto grado de conflicto en sus filas para que nadie repare en él pero aún así creen que la batalla entre sus dos fieles colaboradoras está llegando ya muy lejos.

 
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