Maxi Gómez hace justicia y enfría el resurgir de Bale

Celta de Vigo y Real Madrid empataron a dos en uno de los encuentros más locos en lo que va de temporada. Los locales fueron mejores pero estuvieron cerca de quedarse sin premio gracias a un gran Gareth Bale. El británico hizo dos goles para remontar el tanto inicial de Daniel Wass y mostró su mejor versión en año y medio. Sin embargo, el Celta nunca se rindió y Maxi Gómez, de cabeza, puso la igualada en el tramo final y dejó al equipo de Zidane a 16 puntos del Barcelona.

En su regreso a la titularidad en Liga, Gareth Bale avisó nada más empezar de que este último parón tras lesión le ha sentado de maravilla: es otro jugador. A los dos minutos estuvo a punto de cabecear a la red un balón servido por Isco.

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Pero más allá de ese susto inicial, el Madrid no había entrado bien al partido. El Celta intercambiaba tramos de más dominio con situaciones de contragolpe que tenían desconcertados a los madridistas.

En una de las jugadas de ataque, Hugo Mallo puso una gran pelota al primer palo que Aspas remató con todo pero el cuero se estrelló en el poste. Tremendo el estado de forma del goleador del Celta que demostró un olfato goleador tremendo en esa jugada entrando con mucha fuerza desde atrás.

Balaídos apretaba y el Madrid apenas conseguía llegar al área contraria con peligro. Solamente Gareth Bale, apareciendo por todos lados, parecía interesado en buscar un gol que pusiera por delante a su equipo. Pero sin ayuda es muy complicado ganar un partido.

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En estas, un nuevo contragolpe gallego acabó con el primer tanto del partido. Iago Aspas comandó la jugada y con un pase de lujo habilitó a Daniel Wass para que éste batiera a Keylor Navas con una sutil vaselina.

Balaídos estallaba de alegría tras un gran gol de su equipo, pero la alegría en las gradas viguesas duró muy poco. A los tres minutos fue el Madrid el que tras recuperar la pelota lanzó un contraataque rápido y eficaz que terminó con Kroos asistiendo a un Bale que definió cruzado para establecer el empate.

Y dos minutos después el galés le dio la vuelta al partido. Centro al área de Isco que leyó a la perfección el extremo británico para poner a los blancos por delante y dejar claro que a Gareth le ha sentado de lujo el parón tras la última lesión.

Tramo de cinco minutos en los que Bale personificó lo que es el Real Madrid en estado puro: un equipo capaz de levantar un partido en el que apenas había mostrado una versión decente. Con el Madrid por delante en el marcador, en los últimos minutos del primer acto sólo hubo tiempo para algo de polémica. Casemiro vio la amarilla tras soltar el brazo en un lance con Hugo Mallo y los jugadores del Celta exigían la roja para el brasileño del Real Madrid. No fue así.

Tras el paso por vestuarios, el guión del partido volvía a ser muy similar a lo visto durante el primer tiempo. Marcelo e Isco y Pione Sisto y Aspas se erigieron como hombres a seguir por uno y otro equipo, siendo los dos atacantes del Celta más incisivos en el partido.

El Madrid conseguía llegar al área contraria pero el que llevaba el dominio del partido era el equipo de Unzué. Los vigueses tenían la posesión de la pelota y poco a poco iban sumando metros hasta meter a los madridistas en su área.

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Fue entonces cuando llegó el penalti. Aspas fue trabado por Keylor Navas dentro del área y el colegiado decretó la pena máxima y amarilla para el costarricense. El tico se reivindicó con una soberbia parada a una mano abajo a su derecha. Eso sí, el penalti pudo haberse repetido, pues Keylor se adelantó en el momento del disparo.

El Madrid esperaba que el penalti fuera el punto de inflexión que necesitaba para el partido y Zidane quitó a Isco y Modric del encuentro creyendo que la victoria estaba amarrada, pero no fue así.

Una perdida de balón de Marcelo permitió a Wass apurar línea de fondo y sacar un centro que Maxi Gómez, completamente sólo en el corazón del área, cabeceó al fondo de la red. Error en la salida de balón y en el marcaje de la zaga blanca que permitió a la referencia del equipo rival rematar sin oposición.

Apenas le restaban unos minutos al Madrid para tratar de conseguir la victoria y Zidane dio entrada a Marco Asensio por Gareth Bale. Y fue el balear el que estuvo a punto de conseguir el gol tras recoger un centro al área y soltar un zapatazo que Rubén Blanco despejó con autoridad.