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Carles Puigdemont | bruselas

Sin fisuras en el cuartel general de Carles Puigdemont

Los ‘consellers cesados’ y el ‘president exilado’ han coordinado este viernes su estrategia compartiendo abogados en la nueva residencia de Waterloo

Imagen de la vivienda en la que se alojará Puigdemont en Waterloo / GOOGLE MAPS

Bruselas

No es el 13 de rue del Percebe pero las puertas del número 34 de la Avenida del Abogado de Waterloo se han abierto este viernes varias veces creando vanas expectativas entre los cámaras que esperaban filmar a Carles Puigdemont.

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Desde la fallida conmemoración de Lovaina, en la que el número de periodistas que escucharon el ‘Cant dels Ocells’ triplicaba el número de manifestantes solidarios con los encarcelados en Madrid, poco se había oído de Puigdemont.

Este viernes, la inmensa sonrisa del cesado Antoni Comín ha substituido a la canción de cuna tradicional que Pau Casals convirtió en símbolo permanente de la protesta catalanista contra el franquismo. "No tengo nada que decir", repetía Comín mientras aceleraba el paso conduciendo a los cámaras hacia un callejón por el que se ha marchado confirmando, a las 14h30 de la tarde, que la reunión había terminado. Una reunión "estrictamente jurídica", había asegurado el abogado Boye poco antes, marchándose por el mismo callejón.

A Comín lo acompañaba un periodista catalán, impulsor de una web proproces: Salvador Cot, extrabajador de TV3, hoy invitado para un off the record por el equipo de Puigdemont y cuya ayuda ha sido básica para despistar a los cámaras y conseguir que mientras estos seguían a Comín, el expresident saliera con un coche hacia un destino desconocido. Un gesto que ha sido recibido por los que quedaban dentro del edificio con un enorme jolgorio, como si engañar periodistas se hubiera convertido en un juego divertido.

No ha sido el único sonido que hemos podido percibir porque aunque grande, la casa catalana es de construcción nueva y los ladrillos permiten desde fuera escuchar el ambiente sobre todo si los reunidos se ríen fuerte. "Por qué eran risas lo que se oía hace muy poco rato, ¿no?", hemos podido preguntar fuera de micro al invitado estrella, que ha confirmado que tantas carcajadas respondían al visionado de un vídeo: ese en el que un joven se baja el pantalón para que puedan tatuarle la cara de Puigdemont detrás. Un ambiente ajeno a la tensión que parece vivirse en Barcelona y que confirma que el equipo catalán en Bruselas no parece afectado por las rudas divisiones internas.

 
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