Alemania sufre una de las brechas salariales más altas de Europa
En Alemania, el Día Internacional de la Mujer rememora en esta convocatoria los 100 años de vida del sufragio femenino en el país, un triunfo del movimiento por los derechos de la mujer, que en 1900 ya aglutinaba a 70.000 féminas. El derecho legal de las mujeres al voto, garantizado en el artículo 22 de la Constitución de de Weimar del 11 de agosto de 1919, sirve para poner el foco en la presencia de las mujeres en el espacio público germano.
Berlín
Pese a que la máxima autoridad política del país es una mujer, la canciller Angela Merkel, la política alemana es fundamentalmente masculina. El Bundestag actual (Parlamento), de hecho, es tan masculino como durante las dos últimas décadas. Solo el 30 por ciento de los diputados son mujeres, situación que incluso supone un retroceso respecto a la legislatura anterior (37 por ciento). No obstante, tras las elecciones federales de septiembre, las riendas de los dos grandes partidos alemanes quedarán en manos femeninas. La CDU de Merkel acaba de elegir a Annegret Kramp-Karrenbauer como nueva secretaria general, mientras que los socialdemócratas del SPD nombrarán el próximo mes a Andrea Nahles como líder del partido.
La Federación de Sindicatos alemana (DGB) anima a las mujeres a salir el 8 de marzo a la calle y a luchar por sus derechos, aún muy mermados en el ámbito laboral y familiar. Las mujeres alemanas trabajan con mayor frecuencia en empleos precarios (cuatro de cada diez) y ganan menos que los hombres aunque tengan las mismas cualificaciones.
Alemania sufre una de las brechas salariales más altas de Europa. Las mujeres cobran de media un 21,6% menos que sus compañeros, según datos de la Oficina Federal de Estadística. Aunque este porcentaje supone una comparación global. Se reduce, y mucho, cuando se trata de hombres y mujeres con el mismo trabajo y categoría laboral. En este caso, la diferencia es del 7%.
A lo largo de su carrera, una trabajadora, en promedio, acumulará un 49,8% menos de ingresos que un trabajador, según un estudio del Instituto de Economía Internacional de Hamburgo.
El Gobierno de la Gran Coalición (CDU/CSu+SPD) aprobó en enero de 2017 una ley que promueve la transparencia de las normas de pago. Esto significa que las trabajadoras y trabajadores en empresas con más de 200 empleados tienen el derecho individual a comparar su sueldo con el de sus colegas. Este derecho no se refiere a que un trabajador concreto deba conocer el sueldo de otro trabajador concreto, sino que puede conocer el salario medio bruto mensual de sus compañeros del sexo opuesto con una actividad idéntica o comparable. En la ley además, se fuerza a los empresarios a que revisen cómo calculan los sueldos de sus empleados para que cumplan el requisito de igualdad de retribución.
También, las compañías con 500 o más empleados tendrán que informar periódicamente sobre las medidas de paridad salarial y de igualdad de oportunidades que hay en la empresa. La ley, que entró en vigor el pasado verano, afecta aproximadamente a 14 millones de trabajadoras en Alemania, lo que supone la mitad de las empleadas del país.
Lamentablemente, no está teniendo demasiado efecto. Según datos preliminares, en Deutsche Post, que emplea a unas 210.000 personas, solo ha habido una veintena de solicitudes. En BMW han recibido 10 solicitudes, en grandes corporaciones como BASF, Bayer, Thyssenkrupp, Uniper e Innogy, incluso menos. En la Deutsche Bahn (transporte público) sólo tres.
Donde más interés ha despertado es el sector bancario. En Deutsche Bank, por ejemplo, lo han solicitado 119 personas, y en el Commerzbank, también superan el centenar.
¿Hijos o carrera profesional?
En el plano personal, se enfrentan a problemas de conciliación no resueltos porque asumen la mayor parte del cuidado de los hijos, de sus familiares y del hogar, lo que redunda en una menor oferta de oportunidades profesionales. La disyuntiva hijos o carrera está muy presente en Alemania.
Una encuesta realizada por el portal de búsqueda de empleo Stepstone concluye que el 80 por ciento de las mujeres alemanas cree que los niños perjudican sus carreras. Las excedencias por maternidad pueden ser de hasta tres años, durante el primero de ellos se percibe el 67 por ciento del sueldo hasta un máximo de unos 2.000 euros. Si alguna quiere regresar al trabajo rápidamente después del nacimiento del pequeño lo tendrá difícil, además de estar mal visto (se les llama ‘Rabenmutter’ o ‘madres cuervo’). La inmensa mayoría de guarderías solo aceptan a los pequeños cumplidos el año. Paradojas del país, si se toman ese tiempo para los niños o incluso abandonan definitivamente el trabajo, otras mujeres trabajadoras las despreciarán como ‘Heimchen am Herd’ o ‘Grillos en la estufa’.
Violencia contra la mujer
La violencia sexual contra las mujeres también se sufre en Alemania. El acoso, por ejemplo, no es un delito penal y no existe Ley de Violencia de Género como en España. Los medios de comunicación hablan siempre de ‘drama familiar’ cuando se tratan estos casos, y el Gobierno puso en marcha un registro de víctimas hace apenas tres años, lo que reveló que 331 mujeres habían muerto en 2015 a mano de sus parejas o exparejas en Alemania. En 2016, último año con datos publicados, fueron asesinadas 149.
El movimiento #MeToo también ha calado en Alemania, con denuncias de actrices a algunos directores de cine, y haciéndose incluso muy presente en la pasada edición de la Berlinale, el festival de cine de Berlín.