El techo de cristal del Tribunal Supremo

Madrid

Las mujeres son mayoría en la carrera judicial, sin embargo, a medida que se asciende en el escalafón judicial representan un porcentaje menor, según los datos difundidos por el Consejo General del Poder Judicial. Ninguna de las 5 salas del Alto Tribunal está presidida por una mujer y en la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo no hay mujeres.

En la cúspide de la pirámide jurisdiccional, el Tribunal Supremo no es ejemplo de paridad. Hay once mujeres, que representan un 14% del total, y 67 hombres, y ninguna de ellas está al frente de una de las salas que lo componen.

De todos los estamentos de la judicatura, es el Tribunal Supremo donde más se evidencia la brecha de género. La situación no ha variado desde 2010 pese a las renovaciones de magistrados varones que se han ido produciendo, porque el número de relevos por parte de las mujeres es muy inferior al de los hombres. Las mujeres están en minoría y ninguna ha ascendido a la dirección de las salas de enjuiciamiento como tampoco tienen funciones de gobierno del Tribunal Supremo, compuesta por 13 miembros (presidente, vicepresidente, 5 presidentes de Sala, 5 magistrados electos y el secretario de Gobierno), donde no hay ninguna mujer.

La paradoja en la carrera judicial

Según reconoce, Ignacio Gonzalez, portavoz de la asociación progresista Jueces para la Democracia, “el número real de mujeres en los niveles altos de la judicatura sigue siendo sumamente bajo por lo que sería deseable que el Estado español aplicara una nueva normativa que permita adaptar las necesidades de la conciliación para lograr un equilibrio de género en los niveles más altos de la Judicatura”.

Según González “resulta una paradoja que haya más mujeres en la carrera judicial y no se pueda romper el techo de cristal de los altos tribunales donde son una minoría”.

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Una de los posibles razones que justifican la presencia femenina es el hecho de que la mujer se incorpora mas tarde a la carrera judicial y todavía no han recorrido todos los estamentos hasta llegar al alto tribunal.

Pero sin duda, la explicación más cercana, sitúa el problema en que la mujer tiene que dedicar menos tiempo a su formación porque se ocupa, además de su oficio, a llevar la casa, cuidar de los hijos, cuidar de los mayores, etc, etc. Según Gloria Poyatos, portavoz de la Asociación de Juezas de España, este motivo es determinante.

El esfuerzo añadido realizado por las mujeres todavía no se ha visto compensado y eso que la reflexión de las juezas de España parece irrefutable. Según Gloria Poyatos, “las mujeres nos incorporamos plenamente al mercado de trabajo pero lo hombres no lo hicieron en las tareas de los cuidados domésticos”. Otro techo de cristal infranqueable.