Trump abre una guerra comercial con China
Mientras exime a sus aliados de la imposición de aranceles sobre el acero y aluminio
Washington
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abre la guerra comercial contra China firmando una orden ejecutiva que impone aranceles por un valor de 60.000 millones de dólares a la importación de productos chinos y limita la capacidad del gigante asiático de invertir en la industria tecnológica estadounidense.
Donald Trump ha asegurado en una rueda de prensa que esta medida es una respuesta a los “abusos comerciales” que Pekín lleva cometiendo “desde hace décadas” por los que obliga a las empresas estadounidenses a revelar sus secretos comerciales para poder hacer negocios en China. Trump ha hablado de “robo de la propiedad intelectual” y ha dicho, cumpliendo con una promesa de campaña, que “no va a tolerar” esta situación de competencia desleal que debió haberse corregido “hace décadas”.
Trump asegura que estas prácticas abusivas son las responsables del déficit comercial de Estados Unidos con China que “está fuera de control” y que, según el presidente, alcanza los 375.000 millones de dólares.
Esta subida de aranceles es la primera que la Casa Blanca dirige específicamente contra China, país que Trump ha descrito en numerosas ocasiones como su “enemigo económico”. Trump ha advertido que esta subida “la primera de muchas”, su objetivo es aplicar el principio de reciprocidad, “si tú me impones aranceles, yo te impongo los mismos aranceles a ti”. Por eso, según el presidente, Washington está revisando los acuerdos comerciales que tiene con Canadá y México (el NAFTA) o con la Unión Europea.
Al mismo tiempo la administración ha decidido eximir a sus principales aliados de la imposición de aranceles al acero y aluminio. La Unión Europea, Corea del sur, Brasil, Canadá y México quedan fuera de la agenda nacionalista del presidente, al menos de momento.
La Casa Blanca estima que los nuevos impuestos a las importaciones van a tener un “impacto mínimo” en los consumidores estadounidenses. Pero los expertos temen las represalias del gigante asiático, especialmente en el sector agrícola. China es el principal comprador de soja y sorgo estadounidense y todo apunta a que serán los primeros afectados.