Jaume Bagot, el anticuario del expolio libio descubierto por un estudiante belga
La Policía Nacional ha desarticulado la red del anticuario de Barcelona, Jaume Bagot, con la que presuntamente expoliaba obras de arte de LIbia que servían para financiar a la organización terrorista DAESH.
Un estudiante belga puso en alerta a los agentes tras descubrir las piezas en los catálogos mientras investigaba para su tesis de arqueología
Madrid
Se trata de la primera vez que consigue demostrarse por la vía judicial que el tráfico de piezas expoliadas de países que han sufrido guerras recientes sirve para financiar al terrorismo yihadista. En el centro de la trama, está el joven anticuario barcelonés, Jaume Bagot, arrestado a principios de semana en la ciudad condal. Para ello, el grupo de Patrimonio en colaboración con el de Información, montó un operativo de unos 50 agentes con el que detuvo al coleccionista de arte y a su socio en Barcelona después de casi tres años de investigaciones de distinta índole en las que aparecía su nombre y su anticuario vinculado a numerosas piezas expoliadas.
Tanto Bagot como su marchante están acusados de vender en el mercado negro piezas de valor histórico y arqueológico robadas por el Estado Islámico en una operación en la que las obras recuperadas se cuentan por decenas, prácticamente todas ellas procedentes del norte de África, la mayoría de Libia y Egipto.
El jefe de la Brigada de Patrimonio de la Policía Nacional, Fernando Porcel, ha detallado en los micrófonos de la Cadena SER cómo las piezas "llegaban al anticuario, del robo a la tienda, en tiempo récord". Y aseguran haber acreditado varios meses de saqueos. "Hay que entender que esto se produjo en unos años en Libia en los que operaban en el territorio grupos terroristas del DAESH y grupos asimilados" dice Porcel.
Allí se extraían las piezas, la red de intermediarios las sacaban del país, y seguían varias rutas trazadas para ocultar el expolio. Las principales vías por donde pasaban las obras, por tierra y barco, eran o bien a través de Egipto y Jordania hasta Emiratos Árabes Unidos por mar y de allí se mandaban a Barcelona con escala en Alemania, simplemente para que la documentación y el paso por distintos países borrara el origen. En otras ocasiones, las piezas se enviaban directamente desde Thailandia.
La Policía ha contado con la colaboración de las autoridades libias para determinar que "una vez expulsados los grupos terroristas que operaban en el area, entraban en Apolonia y Cirene, donde se han descubierto escavaciones indiscriminadas en busca de obras de arte, perjudicando además el estudio arqueológico de la zona" explica Fernando Porcel.
La tesis contra J. Bagot
Según cuenta el jefe de Patrimonio, desde 2014, el aumento del tráfico de arte desde Libia que se estaba detectando era una forma clara de financiación del terrorismo. Para poder demostrar la presunta vía del saqueo del DAESH y el anticuario fue clave un estudiante belga.
"Es el primer caso en el que conseguimos demostrar una relación directa entre el tráfico de arte y la financiación del terrorismo islámico. La investigación que se empezó en España fue a raíz de una colaboración con la policía italiana. Nos solicitaron información sobre un sarcófago que podía haberse vendido por contrabando en Bélgica, pasando por España y por las manos del detenido principal Jaume Bagot" explica el inspector.
Entonces, comenzó un examen exhaustivo de las declaraciones de importación que se tienen que tramitar a través del Ministerio de Cultura para que estas piezas puedan entrar y salir del país. Durante ese examen pormenorizado, se detectaron muchos expedientes relacionados con piezas griegas y romanas de determinada zona que salían de esos expedientes. Algo fuera de lo normal ya que en esos países, incluido Libia desde la caída de Gadafi, está prohibida la salida de estas obras de arte.
Además, la procedencia de esas piezas griegas y romanas circulaba por Oriente Medio o Thailandia; y las facturas que presentaban procedían de Turquía o Egipto, países que tienen prohibido también el traslado de piezas arqueológicas.
Los indicios coincidieron con la denuncia de un estudiante belga que en el trascurso de la investigación de su tesis sobre arqueología reveló que tanto en las casas de compraventa como en los catágolos se había disparado la venta de piezas similares y apuntaba a Bagot y su socio en el anticuario. "Fue el inicio de las investigaciones y es donde ahora hemos llegado" concluye el inspector.
Bagot tenía todo un catálogo de venta que pasaba por las cabezas históricas por las que podía pedir entre 30.000 y 50.000 euros; algo más por las esculturas y los mosaicos por encima de 100.000 euros.
Los detenidos han quedado en libertad con cargos y bajo fianza de 12.000 euros, con obligación de comparecencias periódicas ante la justicia y la prohibición de salir de España. La instrucción se sigue en la Audiencia Nacional.