Rajoy se lava las manos con Cifuentes
El presidente evita apoyar expresamente a la presidenta de la Comunidad de Madrid en su rueda de prensa en Buenos Aires
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Buenos Aires
Mariano Rajoy llegó a la Casa Rosada. Se hizo la foto con el presidente argentino, ambos escucharon unos pasodobles y dieron una rueda de prensa en la que se alabaron mutuamente. Pero el jefe del Ejecutivo tenía un tema pendiente: el futuro de Cristina Cifuentes. Anoche a su llegada al hotel no quiso responder a las preguntas de los periodistas y hoy, de nuevo, ha evitado hacerlo. No ha querido apoyarla expresamente como en otras muchas ocasiones.
Lo que ha hecho ha sido pedir que este asunto se resuelva cuanto antes en la Asamblea de Madrid. "No sé si alguien amenaza o advierte. En fin, debería explicar porque lo hace. Yo, desde luego, no lo hago. Y lo deben hablar los partidos. Tiene su lugar, donde está residenciado, y espero que allí se resuelva a la mayor celeridad y con el mayor sentido común posibles, que falta hace", ha contestado cuando los medios han querido saber qué hará tras el ultimátum de Ciudadanos.
El presidente del Gobierno está de viaje oficial en Argentina. Se aleja de los problemas. No desea entrar en asuntos incómodos. Él quiere hablar de inversiones y de alianza estratégica entre ambos países. Pero como siempre le ocurre en sus desplazamientos internacionales, se le cuelan los escándalos de los dirigentes de su partido.
En el PP creen que la situación está cada vez "peor". Por eso, opinan, Rajoy ha empezado a marcar distancias. Consideran que Pablo Casado ha dejado en evidencia a Cifuentes, al dar un briefing y presentar toda su documentación. Les parece que la presidenta madrileña debería dimitir para no hacer más daño a su partido y no comprenden que sólo piense en ella, tal y como se comprobó en la Convención Nacional de Sevilla donde se convirtió en la protagonista.
En las filas populares esperan que Rajoy dé la orden de dejarla caer o salga adelante la moción de censura. Aunque lo segundo no lo ven tan claro. Es preferible reemplazar a Cifuentes por otro dirigente del PP. Así se podría mantener el Gobierno regional. De la otra forma se corre el riesgo de que Ángel Gabilondo se consagre de aquí a un año y ya sea imposible echar al PSOE en las elecciones de 2019.