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Alsasua

Una víctima de Alsasua: “He pensado en quitarme de en medio” para detener el acoso

María José, la vecina de Alsasua agredida junto a otras tres personas en el bar Koxka, relata la situación de acoso, miedo y aislamiento social a la que ella y su familia han sido sometidos desde que acontecieron los hechos.

En tratamiento psicológico desde que sufriera la paliza, lamenta que ha tenido que abandonar el pueblo y a sus padres, ha sido repudiada por su antiguo grupo de amigos, y ha llegado a pensar en quitarse la vida como “única salida” ante esta situación.

Pilar, la novia del sargento agredido, dice que vive en Alsasua “pidiendo perdón continuamente por haber sido agredida”

Una periodista sigue, a través de un monitor de la sala de prensa de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares, el juicio a los ocho acusados de agredir a dos guardias civiles y sus parejas en octubre de 2016 / Fernando Villar (EFE)

Una periodista sigue, a través de un monitor de la sala de prensa de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares, el juicio a los ocho acusados de agredir a dos guardias civiles y sus parejas en octubre de 2016

Madrid

El tribunal que juzga la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en el bar Koxka de Alsasua en octubre de 2016, ha tomado declaración durante la tarde de este martes a María José, la novia del teniente de la Guardia Civil que dirigía el cuartel en el municipio.

María José, de 21 años de edad, dice que desde que tuvieron lugar los hechos le “aislaron”. Sus amigos le “dieron de lado” y no ha tenido “apoyo social alguno”. “Día sí y día también” siguen apareciendo pancartas cerca de casa de sus padres. La que más daño le hizo, ha confesado, fue una con el lema en vasco “el pueblo no perdona”.

Sus padres regentan el bar de jubilados de la localidad y han sufrido varios percances. Les han “rajado el coche” o roto la “máquina de bolas” del bar, entre otras agresiones. María José se ha visto “sola, humillada” y “llegó el punto en el que la única salida” que vio para “acabar con esto” fue quitarse de “en medio”.

En tratamiento psicológico, María José ha sido diagnosticada de un cuadro ansioso depresivo y estrés postraumático, y ha tenido que abandonar Alsasua. Hoy vive en otra ciudad, donde intenta “rehacer” su vida.

La testigo ha identificado con claridad a sus agresores, y que lo hicieron porque eran guardias civiles. Afirma que solo se sientan en el banquillo “los que estoy segura al 100 por ciento de que estuvieron allí, los que solo estoy al 90%, no”. De hecho, ha aseverado que “varios testigos propuestos por las defensas, estoy segura al 90% de que también nos agredieron, pero como me falta ese 10%, no están sentados en el banquillo”.

María José ha relatado cómo Jokin Unamuno inició el altercado, y que el principal acusado, Oihan Arnanz, era “quien golpeaba con más destreza”. Ella creyó que mataban al teniente. Su único interés era “protegerle”, porque seguían golpeándole con “puñetazos y patadas” en la cabeza, nuca, cuello y torso aunque se encontraba en el suelo, “temblando y sangrando” por la boca y “con el pie dado la vuelta”. De esta manera se refería la testigo al tobillo roto de su novio hasta tal punto, que el pie apuntaba al lado contrario al natural.

María José ha lamentado que nadie les ayudara mientras les pegaban. Por el contrario, dice que les insultaban y grupos de personas jaleaban a los agresores. Solo el dueño del bar Koxka le ofreció una chaqueta cuando se dispersó la turba.

Por su parte, Pilar, la novia del sargento agredido, ha añadido cómo les grababan con los móviles mientras les pegaban. Ella sigue viviendo en Alsasua “sin hacer vida”, más allá de “bajar al supermercado” a comprar. Afirma que viven “pidiendo perdón por haber sido agredidos” y ansía “otro destino” para abandonar el municipio navarro.

 
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