Alemania e Italia pasaron página en su Memoria Histórica

La historia parte de la memoria, para posteriormente disociarse de ésta y establecerse como una disciplina autónoma. La frase no es mía, sino de un historiador italiano llamado Enzo Traverso. La escribió en su obra “El pasado; instrucciones de uso”.

Desde la Segunda Guerra Mundial, la controversia que rodea a la pregunta sobre si el derecho a recordar y conmemorar públicamente a las víctimas del fascismo y nazismo, ha encontrado detractores tanto en la política como en la sociedad europea, especialmente en esos dos países, Alemania e Italia, con diferentes categorías de víctimas y conscientes de que lo que se podía recordar o celebrar, supondría un tema tormentoso que refleja las divisiones sociales y políticas en ambas sociedades.

Independientemente de cómo ha afrontado cada uno su pasado, sí está claro que han lidiado con ello de tal modo que no supone un gran dilema al día de hoy.

En Italia, la figura de Mussolini está presente, pero poco. En los monumentales edificios fascistas que construyó pueden leerse frases suyas y sus adeptos pueden admirar su obra en el foro itálico, llamado foro Mussolini, que es un complejo deportivo. Allí ha surgido una corriente que recuerda la Memoria Histórica, pero con mucho menos recorrido y presión que la española. Tiene pocos apoyos y las estatuas cuestionadas, no se han derribado, sino modificado con placas o inscripciones en pro de la libertad y el valor cívico. En Italia se hizo la exhumación de fosas comunes tras la segunda guerra mundial.

Y en Alemania, tras la segunda guerra mundial se eliminaron todos los vestigios del nazismo de Hitler y de sus obras. Los alemanes rompieron completamente con esa parte de su pasado y es difícil encontrar símbolos fascistas, más allá de la casa del arte de Munich donde está la imagen de las famosas esvásticas entrelazadas (consideradas arte) que nadie ha pedido borrar. Y el Feldherrnhalle, edificado por los nazis para conmemorar una de sus batallas. Pero en este país, está castigado por ley la apología del genocidio o su negación.