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Migración

Juncker acogerá en Bruselas la mini cumbre que ha de salvar a Merkel

Alemania y Francia invitan a España, Grecia e Italia a buscar puertos de desembarco para los inmigrantes náufragos

Un grupo de migrantes del Aquarius a su llegada al puerto de Valencia / HANDOUT (REUTERS)

Un grupo de migrantes del Aquarius a su llegada al puerto de Valencia

Bruselas

Han estado 3 años intentando forzar a los países del este de la Unión Europea para que acepten un reparto equitativo de refugiados pero a una semana de la Cumbre Europea de junio han de aceptar que su modelo de solidaridad ha fracasado. El debate que está sobre la mesa, ¿es una alternativa a su propuesta solidaria? A preguntas de los periodistas, Jean Claude Junker ha respondido con un "sí" tajante.

Lo que la Unión intenta resolver con toda urgencia es el problema que acentuó el gobierno de Italia al rechazar a los náufragos del Aquarius: encontrar algún puerto seguro donde puedan ser acogidos los inmigrantes salvados en el mar.

La imagen de ese barco con 600 personas ante las puertas cerradas de la Unión ha conmovido a España pero ha elevado la preocupación en otras capitales poco dispuestas a que la solidaridad de un único gobierno permita las entradas de quienes los que hoy votan a la nueva derecha radical desean rechazar.

Austria, Dinamarca e Italia han dicho ya que quieren instalaciones fuera del territorio europeo para que puedan esperar los inmigrantes con derecho al asilo y los que no lo tienen, un problema que la UE había intentado encauzar hablando de retornos forzados a los países de origen aunque este proyecto ha sido otro fracaso.

Y frente a las concentraciones de inmigrantes sin futuro en las islas de Grecia o el sur de Italia, la alternativa que llegará a la Cumbre son campos exteriores para los naufragados. Les llaman "plataformas de desembarco regionales" y aspiran a contar con el apoyo de Naciones Unidas. Una respuesta dura, tras varios meses de penalizaciones a las ONGs de salvamento a las que Italia ha acusado de crear un efecto llamada con sus operaciones en el Mediterráneo.

Una propuesta que el equipo de Juncker ve como una opción abierta, en la que campos exteriores e interiores pueden compaginarse para quitar presión al gobierno de Italia, miedo al de Austria y eliminar el chantaje con el que la CSU amenaza a la canciller Merkel.

Pero la situación está tan complicada que los detalles no han trascendido al margen de citar algún ejemplo de equipos voluntarios en el África negra, donde el Acnur trabaja para ayudar a quienes han intentado sin éxito llegar hasta las costas Libias donde Italia ha conseguido financiar una flotilla de seguridad autóctona para impedir que salgan las barcas de sus costas.

Aunque Libia no es un puerto seguro para Naciones Unidas y por esto el Tribunal Europeo de Derechos fundamentales ha condenado ya a Italia por intentar desembarcar a náufragos en sus costas. Una censura que la UE no puede permitirse y la razón por la que los gobiernos de la Unión buscan alternativas en Túnez.

Si Túnez aceptara convertirse en puerto de desembarco para los barcos que naufragan cerca de las costas africanas, Italia vería reducir su tensión aunque fuentes comunitarias mantienen que el nuevo gobierno 5Stelle, como el de Grecia y el de España tendráin que definir también algunos puertos de desembarco y garantizar que ningún inmigrante, con derecho al asilo o sin él pueda salir de él.

Porque los países del norte de la UE, donde crece la ultraderecha siguen culpabilizando a los del sur de permitir moverse hacia sus capitales a quienes llegan a Europa en busca de un trabajo, razón por la que exigen que se les penalice asumiendo que durante 8 años les puedan devolver a cualquier inmigrante que haya entrado en la Unión por su frontera, al margen de exigir que acepten un control de una nueva fuerza europea, 10.000 guardas fronterizos que formaría FRONTEX y que de facto asumirían el control en las fronteras exteriores nacionales.

Debate que se ha radicalizado tras las amenazas de los socios bávaros de Angela Merkel de romper su relación histórica, movimiento que puede generar su caída política y un terremoto a nivel europeo que las Instituciones no quieren asumir en plena negociación del Brexit.

Un problema político que nada tiene que ver con los datos de las demandas de asilo en la Unión Europea, reducidas en un 44 por ciento este último año aunque la ultraderecha sigue centrando en inmigrantes y asilados sus ataques al proyecto europeo.

La cumbre del próximo domingo será la previa a la reunión que los jefes de gobierno celebran el jueves 28 de junio y que tendrá también para hablar de este tema un tiempo y un espacio monográfico.

 
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