En el PP vencen hoy dos plazos. Por un lado, el que le dieron a José Luis Bayo, expresidente de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana, para que presentara de forma correcta sus avales y poder así ser candidato. Por otro, se acaba el tiempo para que los afiliados se inscriban y, de ese modo, puedan votar el próximo día 5 de julio. Para registrarse, los militantes tienen que estar al corriente de pago. Pero como muchos no cumplían con ese requisito, Génova decidió condonar deudas. ¿Cómo? Permitiendo a los suyos ponerse al día con el abono de tan solo la última cuota anual de 20 euros. Eso es suficiente para formar parte de estas históricas primarias. El objetivo: fomentar la participación, perdonando a los morosos y dejando, además, las sedes abiertas durante el fin de semana. Aunque la dirección nacional conservadora tiene la impresión de que, a pesar de los esfuerzos, esta la movilización será baja. Consideran que de los 869.535 afiliados censados, solo se pronunciará un 10%. Esperan a ver los datos. Para algunos populares, estos pueden ser significativos. De hecho, hay quien opina que con ellos se sabrá más o menos quién gana, comprobando los resultados provinciales de esta contienda. Y mientras en el PP aguardan para echar cuentas, los candidatos ya están inmersos en la campaña, cada uno con su mensaje. María Dolores de Cospedal arrancó el sábado en Cataluña, reivindicándose como la garante de la unidad de España y admitiendo que le habría gustado que se aplicara un 155 más duro. Por su parte, Soraya Sáenz de Santamaría, decidió centrarse en Pedro Sánchez. Para ella lo importante son las elecciones generales y que el PP recupere la Moncloa cuanto antes. Por eso ayer aprovechó el encuentro del líder socialista con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, para recordar que él no ha llegado al poder a través de las urnas como sí han hecho ellos. En cuanto a Pablo Casado, lleva días exhibiendo su juventud y tratando de sacar partido al enfrentamiento que existe entre ambas para presentarse él como la única persona que puede hacer que su partido no se rompa. En su partido le ven «hiperactivo». Les ha sorprendido que, a estas alturas, las dos colaboradoras de Mariano Rajoy «no se hayan despellejado vivas» y, sin embargo, «la tercera vía» esté despertando tantas suspicacias. Hay quien asegura que detrás de Casado está José María Aznar. También le reprochan que haya empezado antes su tournée por el país y hasta le acusan de haber accedido a los datos del censo desde el puesto que ocupaba como vicesecretario de Comunicación, «Renovarse no significa que el Partido Popular tenga que ser un facsímil de Ciudadanos», comentó ayer Cospedal. Y muchos lo interpretaron como un recado a su compañero de partido a quienes algunos llaman «el Rivera del PP»: En cualquier caso, los más jóvenes de la formación conservadora le apoyan. Consideran que ha sido «muy listo» al ser el primero en hacerse la foto con Alberto Núñez Feijóo e irse después a Euskadi. Además, en su equipo no están preocupados. Al contrario. «Ladran, luego cabalgamos», concluyen.