La reducción de aranceles a los coches es posible: ¿Terremoto económico en el sector?
La canciller alemana ha anunciado hoy por sorpresa su intención de negociar el levantamiento de los aranceles que se aplica a la industria automotriz, no solo con los americanos, sino con todos los que hay relaciones comerciales en este sector
Madrid
Una simple declaración, de que está dispuesta a negociar las peticiones de reducción arancelaria a las importaciones de coches de Donald Trump, ha situado a la canciller alemana Ángela Merkel como la vencida del primer asalto entre Washington y Bruselas. Y aunque requeriría el consenso de los 28 estados de la Unión Europea y tendría que extrapolarse a los otros mercados con los que la Unión Europea comercia vehículos, el hecho de que esté por la labor de reducir esos aranceles podría provocar un terremoto económico en el mercado de la automoción.
Por un lado se salvarían miles de puestos de trabajo, tanto en el lado americano como en el europeo. Baste recordar que la política económica de ojo por ojo que hoy precisamente entra en marcha entre China y Estados Unidos les ha llevado a una guerra comercial cuyas consecuencias, en un primer momento, son miles de millones de dólares en pérdidas.
El incremento de aranceles de Estados Unidos a bienes chinos se aplica desde esta medianoche del jueves. China a su vez ha anunciado medidas inmediatas contra bienes y productos estadounidenses, que a su vez son replicadas por Donald Trump con un aumento progresivo de los impuestos hasta un total de 450.000 millones de dólares, que representa el total de las exportaciones chinas a los Estados Unidos.
Esta guerra comercial que ha ido escalando, ya afecta directamente a las economías de ambas potencias, con impuestos al acero y aluminio que repercuten como daño colateral al comercio entre la Unión Europea y Washington.
La amenaza de Trump de imponer aranceles a las importaciones de vehículos motrices era el siguiente órdago lanzado por el mandatario norteamericano. Su guerra comercial con los asiáticos ha provocado un aumento significativo en los precios del acero y el aluminio, con reticencias a invertir de empresas norteamericanas, incluso algunas estudian trasladar su producción fuera de Estados Unidos para evitar las represalias contra sus productos desde el gigante del norte.
Aunque Trump vende su película asegurando que esas medidas van destinadas a proteger y beneficiar a las empresas norteamericanas, convirtiéndolas más competitivas, la realidad es bien diferente. La subida de precios conlleva la reducción de empleos y pérdida de competitividad, con el consiguiente descalabro comercial para las empresas.
El anuncio que hoy ha hecho la canciller Alemana, negociar una reducción de aranceles a la importación de automóviles, llevaba condicionantes añadidos. Dos en concreto. El primero es que todos los países de la Unión Europea tendrían que aprobar la medida, y segundo que debería incluirse en esta exención a todos los países con este tipo de industria con los que comercie la UE para cumplir la normativa de la Organización Mundial del Comercio, que garantiza el mismo trato para todos los socios comerciales en el mundo.
Victoria García
En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...