Salud y bienestar
Dermatología

Todo lo que seguimos sin tener en cuenta a la hora darnos la crema para el sol

¿Qué hacemos mal? ¿En qué debemos poner más atención? ¿Qué rutinas tenemos que aprender?

Los consejos de los expertos para proteger tu piel en verano / GETTY IMAGES

Madrid

Llega la temida ola de calor a todo el país y la pregunta no es solo cuándo acabará, sino también cómo protegerme. Ante el sol abrasivo y las largas jornadas de verano surgen dudas y preguntas sobre el uso de cremas. ¿Qué hacemos mal? ¿En qué debemos poner más atención? ¿Qué medidas debemos tomar para proteger nuestra piel? Para responder estas dudas acudimos a uno de los mayores expertos en España, el doctor Antonio Torrelo, dermatólogo pediátrico miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología

Antelación y repetición

Las jornadas de playa y piscina llegan a ser largas en verano, a veces demasiado. Pero la cantidad de sol que tomamos varía y no hay reglas fijas más allá de evitar las horas de más calor (de 11 de la mañana a 3 de la tarde)

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Pero sí que hay pautas para protegernos adecuadamente y esas pautas comienzan por prepararse con antelación. “La protección solar hay que tomarla siempre antes de la exposición, se recomienda hacerlo alrededor de 30 minutos antes y repetirlo cada dos horas”, explica el dermatólogo Antonio Torrelo. En este aspecto, en la repetición, es donde más gente falla y piensa que con haberse puesto crema por la mañana está protegido durante toda la jornada.

La protección y el agua

Cada vez hay más cremas que se venden como resistentes al agua. “El matiz es fino, y parece indicar un mayor grado de permanencia del efecto protector en las cremas water proof”, explica el doctor Torrelo. Pero esas etiquetas pueden resultar engañosas. “Todas las cremas están sujetas a pérdida de eficacia por evanescencia al contacto con el agua. Mi consejo es no hacer caso al etiquetado como water resistant o water proof, y realizar aplicaciones frecuentes. En caso de inmersiones frecuentes en agua, debe reponerse a cada hora”, añade el doctor.

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El sol y los niños

Cada vez hay más consciencia de que debemos protegernos del sol y en especial a los niños. “Se aconseja no exponer a los niños por debajo de 6 meses”, explica Torrelo. “Aunque esta restricción es ampliada por muchos expertos hasta los 2 años. En cualquier caso, en estas edades se empleará siempre una crema de protección basada en filtros físicos y de factor 50+”, añade.

Las precauciones con los más pequeños son generalizadas pero estas precauciones se van dejando atrás según los niños van creciendo. Algo en lo que el Doctor Torrelo quiere poner el foco. “Debemos incidir más en el uso de cremas de protección en los niños mayores, que ya no se encuentran bajo vigilancia estricta de los padres o cuidadores, y en quienes el uso de cremas puede ser incómodo”.

Los expertos aconsejan no exponer a los niños por debajo de 6 meses / GETTY IMAGES

También, según el doctor, resulta muy aconsejable promover la protección primaria y evitar la exposición en las horas de mayor incidencia y no olvidar el uso de ropa, gafas y gorros durante las exposiciones prolongadas.

Los autobronceadores

La moda promueve la idea de que el bronceado es bello. Un error que puede promover conductas peligrosas. “El bronceado es una respuesta defensiva de la piel, consiste en la producción de melanina, estimulada por una exposición solar previa, para defender a la piel de exposiciones posteriores”, explica el doctor.

Hacer cualquier cosa para estar moreno puede resultar peligroso. Es habitual ver en playas y piscinas a personas untándose en autobroceadores. “No son en absoluto recomendables”, apunta Torrelo. “Hay dos tipos de productos 'autobronceadores'. Unos, son compuestos químicos, principalmente dihidroxiacetona, que al contacto con la queratina, le proporciona un color anaranjado; este 'falso bronceado' no estimula la síntesis de melanina y, aunque no es tóxico ni peligroso, no induce ningún efecto protector. Existen, por otro lado, productos que actúan como fotosensibilizantes, es decir, incrementan los efectos biológicos del sol sobre la piel, e inducen una hiperpigmentación como respuesta a dicha toxicidad; estos productos producen un aumento del daño solar, a corto y a largo plazo”, sentencia.

Tipos de cremas y cantidad que debemos usar

Los riesgos del sol

“Los riesgos de la exposición solar prolongada son de dos tipos”, explica Torrelo. “A corto plazo, el efecto más obvio es la quemadura solar; el riesgo de la quemadura solar es doble, por un lado el daño agudo en la piel, con la posibilidad de secuelas y cicatrices y, por otro, el importante papel de la exposición intensa en corto tiempo para el desarrollo de cáncer cutáneo tipo melanoma. A largo plazo, el exceso de exposición solar origina cambios crónicos en la piel, que consisten en diversos tipos de lesiones cutáneas, de tipo benigno, premaligno o maligno, es decir, cáncer de piel. El bronceado en sí mismo no es un daño a la piel, pero refleja que ha habido una agresión previa que ha suscitado un mecanismo defensivo”, añade.

Elegir la crema adecuada es importante. Sobre todo para evitar la falsa sensación que estamos protegidos cuando en realidad no lo estamos. “El uso de cremas de baja protección tiene ese riesgo”, explica el dermatólogo. “La protección adecuada es aquélla que evita el efecto nocivo de la exposición solar. En verano, recomendamos cremas de alta protección, aquellas que tienen un factor de protección 50”.

Elegida la crema adecuada, el otro factor importante es ponerla de la forma correcta. “Debe aplicarse una cantidad generosa, que cubra toda la superficie expuesta”, explica el doctor. La cantidad recomendada por la AEDV es de 2 mg por cm2 y es importante aplicarla por toda la superficie corporal, pero las zonas habitualmente menos expuestas tienen mayor riesgo de quemadura. No hay que olvidar borde de orejas, labios o la parte posterior del cuello, zonas sensibles que muchas veces no protegemos.

No relajarnos a la sombra

“El concepto de 'tomar el sol' es engañoso”, explica el doctor Torello. “El sol no se toma o se deja a voluntad, y los efectos de la radiación son los mismos independientemente de la actividad que esté realizando el individuo”, añade.

Estar en el exterior ya implica una exposición solar, aunque estemos a la sombra. “Hay que ponerse crema simplemente por el hecho de permanecer al aire libre”, recuerda el dermatólogo.

Otra situación que olvidamos, o que no tenemos en cuenta al ir a la playa o la piscina, es que a la sombra también nos da el sol. También debemos protegernos. “Permanecer bajo una sombrilla reduce parcialmente la exposición, pero ésta sigue siendo muy significativa y existe riesgo de quemadura”.

 
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