Economia y negocios
MODA | BURBERRY

Destrucción millonaria de ropas, perfumes y bolsos de Burberry

Para impedir que sus diseños fuesen vendidos a un precio inferior, Burberry decidió destruir todos los productos sobrantes

Fachada esterior de una de las tiendas de Burberry en Londres / Toby Melville Reuters

Londres

El lujo, por definición, no puede estar al alcance de todos, porque el lujo significa entre otras cosas, exclusividad. Así se explica que la industria del glamour haga lo impensable para mantener la imagen elitista destinada a privilegiados y bolsillos potentes.

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Ahora ha salido a la luz que la firma de alto standing Burberry, la de las famosas gabardinas y prendas tan británicas, destruyó el pasado año ropas, accesorios y perfumes que habían quedado en los almacenes sin vender, por valor de 32 millones de euros. Una verdadera hoguera de las vanidades para proteger la reputación de la marca. El total de lo destruido por Burberry en los últimos cinco años supera los 100 millones de euros. De esa forma quieren evitar que los productos sean robados o vendidos a bajo precio.

Burberry le ha querido suavizar con una pincelada ecológica esa incineración masiva de bolsos y prendas que cuestan una fortuna. Aseguran en la firma que la energía que se genera con la quema del “exceso de stock”, se acumula y por tanto la operación respeta el medio ambiente.” Lo hacemos de una manera responsable”, ha señalado un portavoz.

No lo ve así Greenpeace. “A pesar de sus altos precios, Burberry no tiene respeto por sus propios productos, el duro trabajo y los materiales naturales que utiliza al hacerlos”, ha declarado Lu Yen Roloff en nombre de la organización. “Cada vez es mayor la producción excesiva y en lugar de reducirla, incineran buenas prendas y otros productos”. El fenómeno no es ni mucho menos un caso aislado. “Es el secreto sucio de la industria de la moda y Burberry es sólo la punta del iceberg”, añade Roloff.

Otra compañía del sector del lujo como Richemont, propietaria de Cartier y Montblanc, reconoce haber tenido que comprar sus propios relojes por valor de 480 millones de euros, en los últimos dos años. Algunos están destinados al reciclaje, pero la mayoría acabaran destruidos.

La realidad es que las marcas de lujo han entrado en una dinámica difícil de detener. Con la constante presión de los accionistas, a los que deben satisfacer, se embarcan en expansiones arriesgadas y a veces fallidas, que según el especialista en la industria de la moda, Tim Jackson, diluye su identidad y crea un exceso de stock”.

 
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