Grecia acaba con su tercer rescate. Con la Austeridad, no

El portavoz del gobierno griego Dimitris Tzanakópulos cree que la población podrá sentir pronto la diferencia de esta nueva etapa que empieza hoy. El hecho de que sea el portavoz y no el propio primer ministro el que saga a celebrarlo muestra las pocas ganas de un festejo de este tipo que hay en Atenas.

La mayor parte de los griegos está exhausta y sólo quiere, parafraseando al comisario Moscovici, "volver a una vida normal". Pero aunque este lunes se acabe el tercer rescate financiero a Grecia preparado por la troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI), esa normalidad tardará mucho en volver.

A los griegos se les prestó 260.000 millones de euros para que hicieran frente a sus pagos de deuda pública. Pero el precio para esa sociedad ha sido enorme. En ocho años se ha destruido el 25% de la economía -que aún así en 2017 creció a un ritmo del 1,4%-. Las pensiones han perdido un 40% de media y a salarios recortados se suman los impuestos, también aumentados varias veces.

Por su parte, representantes de los empresarios como Vasilis Korkidis, presidente de las pymes griegas, si que da la bienvenida a esta salida simbólica. Pero recuerdan las 250.000 empresas que tuvieron que echar el cierre, los casi 925.000 desempleados registrados y la deuda de 227.000 millones de euros que los griegos deben al fisco, la seguridad social y los bancos.

"Para las pequeñas y medianas empresas el 21 de agosto será un día de balance, no de celebración, ya que los memorandos pueden desaparecer pero las medidas y los impuestos permanecen", destacó.

El primer ministro Tsipras no ha hecho ninguna declaración hoy, y los medios griegos pronostican que no será hasta mañana cuando hable. Simbólicamente ha elegido Ítaca, el lugar al que retornó Odiseo tras la guerra de Troya.