Adiós a las "ineficientes" bombillas de halógeno
A partir de este sábado no se podrán vender ni fabricar en toda la Unión Europea
Madrid
Las bombillas halógenas no se podrán fabricar ni vender a partir de este 1 de septiembre de 2018, cuando entre en vigor una normativa europea que tiene como objetivo favorecer el uso de tecnologías LED más eficientes y sostenibles, una medida que ha sido acogida con satisfacción por parte de ecologistas y científicos en España.
La nueva normativa afecta a las bombillas halógenas clásicas que generalmente están hechas de cristal, emiten luz omnidireccional, tienen casquillo E27 ó E14, así como algunas bombillas no direccionales con casquillos G4 y GY6.35.Se excluyen las utilizadas para las lámparas de escritorio tipo flexo o los focos de halógeno. No obstante, los distribuidores podrán vender los stocks almacenados hasta fin de existencias.
El fin es reducir el consumo de energía y el precio de las facturas de la electricidad en los hogares, así como las emisiones de efecto invernadero, tras la ratificación en 2015 del acuerdo alcanzado entre la Eurocámara y los estados miembro.
Así, la prohibición de comercialización de este tipo de bombillas supondrá un ahorro de energía equivalente al consumo de electricidad de Portugal durante cinco años, según ha informado la Comisión Europea en un comunicado.
El responsable de Energía de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz ha indicado que la aprobación de esta medida implica "un gran paso". Sin embargo, opina que en una vivienda la iluminación es un factor "pequeño" de consumo porque hay otros aparatos "más contaminantes" como grandes electrodomésticos o tener varios televisores. "Si coges la factura total de una casa, contamina más la lavadora o la calefacción que una bombilla", afirma.
Por ello, el responsable de Energía ha apuntado que una medida alternativa pasa por contar con propias fuentes renovables en cada hogar, como paneles solares "para reducir el impacto energético y el cambio climático".
Por su parte, el investigador del CSIC en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona Xavier Perpiña, ha afirmado que los principales beneficios de este cambio están en el consumo y en el tiempo de vida.
"El funcionamiento no es muy distinto a las incandescentes, el tipo de material que utilizan las LED es diferente, ya que tienen un gas halógeno en su interior, principalmente yodo o bromo, que permite que el desgaste del filamento sea mucho menor", afirma.
Por el contrario, estas nuevas lámparas tienen un coste más elevado y su proceso de reciclaje también conlleva un gasto que no se recupera en su totalidad. Si bien, el científico no cree que el contenido que tiene de bromo o yodo sea lo suficientemente significativo como para contaminar en caso de una gestión inadecuada, no descarta que pudiera tener un impacto sobre el ozono.