Ciencia y tecnología
Evolución humana

¿Qué rostro tendrán los humanos en el futuro?

La ciencia ha dado a conocer la evolución que seguirá el rostro humano

Una cara más reducida, con órbitas oculares proporcionalmente mayores, un mentón de menores dimensiones y una bóveda craneal más globular y desarrollada

Imagen de la evolución de los rostros humanos. / CLARIN

Madrid

El rostro es algo que preocupa, y mucho. Para los humanos, se trata de la carta de presentación, pero en el mundo actual donde las operaciones estéticas están a la orden del día, y no al alcance de todos, la genética y la evolución de la especie tienen un gran papel. El medio Clarín  ha contactado con diferentes expertos para explicar la evolución del rostro.

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La expresividad es uno de los factores más relevantes del ser humano, y actualmente ya se conocen varias pistas que apuntan al camino que podría seguir nuestra cara, desde la evolución de su forma hasta de la mirada. “En términos faciales, somos el animal más expresivo de la Tierra, capaces de recrear alrededor de 50 gestos”, ha segurado Adam Wilkins, autor de Making Faces. The Evolutionary Origins of the Human Face, al citado medio.

La morfología del rostro comenzó a modificarse para dejar hueco a un cerebro de mayor tamaño y a una cara más pequeña en contraposición con el patrón físico anterior. “Nuestras caras han cambiado bastante desde hace unos 6 a 7 millones de años. Los principales cambios incluyen una cresta de la frente reducida, frente aplanada, bozal y mentón menos pronunciados”, ha comentado Scott Solomon, profesor del Departamemento de Biociencias de la Universidad de Rice, en Texas, y autor de Futuros humanos: en la ciencia de nuestra continua evolución.

Imagen de la evolución del rostro humano. / CLARIN/NESTOR CANAVARRO

La búsqueda de la adaptación y del equilibrio terminará con una mayor individualización y una tendencia al rejuvenecimiento. “Si nuestro cráneo continúa evolucionando, lo previsible sería que continuase con esa juvenilización en las proporciones craneales, lo que llevaría a una cara más reducida, con órbitas oculares proporcionalmente mayores, un mentón de menores dimensiones y una bóveda craneal más globular y desarrollada”, ha explicado Paul Palmqvist, catedrático de Paleontología del Departamento de Ecología y Geología, de la Universidad de Málaga. 

 
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