Sociedad
SALUD | Alimentación infantil

La generación del bollo en el recreo echa el freno con sus hijos: de "rarito" nada

Las frutas comienzan a abrirse camino en las meriendas a las salidas de los colegios

Criados en la abundancia de los productos ultraprocesados, los nuevos padres están cambiando hacia hábitos saludables

Algunas familias están cambiando hacia hábitos de alimentación saludable.GETTY IMAGES

Madrid

La información sobre la forma de alimentarnos interesa. Desde los artículos sobre los mal llamados ‘superalimentos’ hasta la última dieta de moda (sale una nueva cada semana) pasando por los trucos de la industria alimentaria. Decidir qué comer nunca había sido tan complicado. No es de extrañar que las nuevas familias anden algo despistadas. Criados en la abundancia de los productos ultraprocesados, asistimos a un viraje que vuelve a poner en valor el consumo de fruta y verdura para favorecer una vida saludable.

Tímidamente, las frutas comienzan a abrirse paso en las meriendas a las salidas de los colegios. Esteban le lleva a su hija Micaela manzana, plátano o frambuesas. Varía según la temporada. Se la toma en una plaza junto a sus amigas que devoran palmeras de chocolate, zumos y galletas. “Lo hacemos desde siempre, no es raro para ella, es lo normal. Es al resto a quien le llama la atención. ‘Tus padres siempre te traen fruta de merienda’, le dicen. Nuestra hija claro que come galletas o dulces o lo que sea si se lo ofrecen o en las fiestas. Lo que no hacemos es comprar. No tenemos en casa”, explica Esteban que se crio entre ‘panteras rosas’ y ‘bollycaos’, así que la reconversión lleva tiempo.

Las galletas forman parte de la merienda habitual a la salida de las escuelas.

Su interés por una alimentación saludable comenzó al ser padre. Quería inculcarle unos hábitos saludables desde pequeña. Para eso tuvo que modificar primero los suyos propios. ¿Cómo educar en algo que los padres no han vivido? La generación que se tomaba el bollo en el recreo tiene a su alcance una información como nunca hasta ahora y está decidida a cambiar algunos hábitos.

Carlota Máñez y Mónica Carreira acaban de publicar ‘Alimenta a tu familia de una forma saludable’ (Ed. Plataforma Editorial), un libro en el que ofrecen consejos claros y pautas sencillas. Mónica tiene 37 años. “A nivel generacional quizá seamos la que más nos hemos criados con productos insanos. Pasamos de nuestras abuelas y dar el pecho, que era la única opción y de una España de posguerra y de pasar hambre a la generación de nuestros padres a la que intentaban darles todo lo que ellos no habían tenido. Ahí fue cuando comenzó a entrar la industria alimentaria pisando fuerte con estudios como que la leche de bote era mejor que la materna. Fue una campaña de márquetin muy potente que incluso caló entre los profesionales”, explica Mónica. Ambas autoras nos han ayudado a recorrer el camino para cambiar algunos hábitos.

Dar ejemplo

“Hay muchos aspectos que se pueden cambiar, pero si tuviera que elegir solo uno sería este: el no dar ejemplo. Ese es el peor error. Vivimos en una sociedad en la que vamos rápido y tenemos poco tiempo: comemos de pie, tomamos poca fruta, etc. Los niños aprenden por imitación, en alimentación igual. Cuando las familias se quejan de que sus hijos no quieren la fruta, les pregunto: ¿y vosotros tomáis? Bueno, una, suelen responder. Ese es el primer error, no dar ejemplo. Debemos plantearnos un cambio porque todos queremos que nuestros hijos coman fruta y verdura, pero nosotros no lo hacemos, así que ellos piensan, si mis padres no lo hacen, ¿por qué lo voy a hacer yo?”, afirma la nutricionista Carreira. La clave está en hacer un cambio de rol en la familia.

No obligar a comer

El sentido común es el mejor de aliado a la hora de alimentarse.

Que te comas las verduras suele ser un mantra habitual que hay que desterrar. “Solo consiguen que le tomen manía y lo asocian a algo negativo”, explica. Pero no solo con las verduras. En ningún caso hay que obligar a comer.

Es muy importante dejarles regular su propia sensación de hambre para que mantengan una relación saludable con la comida.

Dejar de lado los alimentos ultraprocesados

Utilizarlos suele ser también una consecuencia de la falta de tiempo. No confundir con un alimento procesado saludable como son los botes de legumbres o las verduras congeladas, muy útiles para hacer ensaladas de última hora.

Planificar la cesta de la compra

Carreira recomienda elaborar un esquema familiar de las comidas. Por ejemplo: el lunes, tortilla con ensalada, el martes pollo con verdura y así. Igual que en el colegio. De esta forma se sabe con anterioridad lo que hay que comprar y no hay que improvisar soluciones no saludables como una pizza ultracongelada.

El "yo merendaba palmeras de chocolate y he salido bien"

En las consultas de los nutricionistas, en los encuentros con amigos o en las redes sociales. Siempre llega el momento “yo tomaba palmeras de chocolate cuando era pequeño y he salido bien,  ¿qué problema hay en que lo tome mi hijo”. Ninguno, esto es solo si quieres optar por una alimentación saludable.

La nutricionista Carreira explica que se asocia ser niño con tomar dulces. “Esa algo metido muy profundo en la sociedad. El niño que no merienda las galletas de chocolate es el rarito cuando no debería ser así. Es algo que tenemos que trabajar. Partiendo de la premisa de que es un alimento malsano que no aporta ningún beneficio. Es así de simple. Nos cuesta porque tradicionalmente se asocia a festividad, el azúcar está ligado a dar energía al niño. Han conseguido una asociación emocional. Los dulces son alimentos que no aportan nada bueno”.

La infancia se asocia culturalmente al consumo de dulces.

No se trata de prohibir. Lo adecuado es no ofrecerlo. “Siempre hay fiestas de cumpleaños y otras situaciones de festividad en las que los van a encontrar. Es preferible, por lo tanto, que el entorno de crianza no le dé dulces”, dice. Si un niño dice, por ejemplo, que la uva no es dulce, probablemente esté acostumbrado a un dulzor artificial fruto de los potenciadores del sabor.

Evitar los desayunos de azúcar + azúcar

Los desayunos son un momento cargado de alimentos poco recomendables. “Parece que los únicos viables son los cereales azucarados, las galletas y la bollería como si no existiera nada más. Es lo que tenemos que girar aunque no es nada fácil. Podemos cocinar con ellos algún tipo de galleta saludable”. Mónica Carreira incluso recomienda llevarlas una tarde al cole para que las prueben otras familias. “Muchas veces somos los propios padres los que vamos por delante y creemos que no les va a gustar algo cuando no es así.”

Promover que los niños entre en la cocina

Involucrarse. Meter las manos en la masa. Incluso inventar recetas con productos saludables. La creatividad al poder. “Cuando les hacemos partícipes de las cosas lo hacen todo más a gusto. No es una imposición sino que algo que ellos han creado tienen más disposición a comerlo”.

Darles alternativas

“Darles alternativas es interesante. ¿Prefieres cenar pescado o ensalada?”, comenta Mónica. Es una forma de hacerles partícipes de su propio menú, de tener una relación saludable con la comida, de disfrutar con sabores auténticos y de una alimentación sana. A todos nos gusta decidir.

Comer fruta es solo una cuestión de hábito.

Zumo no es igual a fruta

Cuando hacemos zumo de naranja la transformamos al quitarle la fibra y su azúcar no es el mejor. En todo caso, lo lógico es hacer el zumo de solo una naranja y que no sustituya el consumo de fruta. Hay que descartar el zumo envasado que no es más que agua con azúcar.

El problema viene cuando siempre lo hemos hecho así y pensamos: si a mi hijo le encanta. Los cambios tienen que ser graduales. Si están acostumbrados, no podemos decirles, te vamos a quitar el azúcar de un día para otro. El hijo entraría en shock.

Evitar papillas y procesados de bebés

Es recomendable, como norma general, cocinarles los alimentos. El ‘sin azúcar añadido’ tiene truco porque las papillas suelen estar dextrinadas que es cuando la molécula se rompe para que sea más fácil de digerir. “Si está dextrinada es más dulce porque la molécula larga de azúcares, que son hidratos de carbono, se convierten en azúcares sencillos. Eso aumenta el dulzor del alimento cuando no es su sabor real. Hay que buscar papillas no dextrinadas”, cuenta. Si queremos darle papilla hay que buscar que sea cereal integral, sin dextrinar y sin azúcar añadido. Los potitos, mejor solo en caso de necesidad, aunque a partir de los seis meses pueden tomar verduras, patatas o arroz.

Carlota Máñez apuesta por la calma y que no entre agobio en los padres por hacer las cosas bien. Hay mucha información y debe imperar el sentido común. Comer lo hacemos varias veces al día. Se trata de no olvidar el disfrute de compartirlo. Hacer al menos una comida al día en familia es más que recomendable. “No puede ser que restrinjamos el gluten o la lactosa por moda, hay que acudir a un médico a que haga un diagnóstico”.

La alimentación de la familia de Esteban no es la que era cuando Micaela nació hace 7 años. Los hábitos se han ido modificando hasta descubrir una variedad de frutas y verduras que no conocían. Estos cambios conviven con el huevo de chocolate que los abuelos le compran a su nieta cuando la recogen del colegio. “Es una batalla que ya doy por perdida”, confiesa Esteban con media sonrisa.

cadenaser.com

Maika Ávila

Maika Ávila

Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...

 
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