Política
Elecciones andaluzas 2018

El PP cree que Sánchez aguantará como "un zombie" hasta diciembre de 2019

La dirección nacional conservadora cree que el presidente resistirá a golpe de decreto hasta convocar elecciones generales para esa fecha

En Génova también piensan que se pueden repetir las elecciones andaluzas por la "enquistada relación" entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez

En su segundo día de campaña, Casado endurece su discurso. Exhibe firmeza para evitar el auge de Ciudadanos y borrar del mapa a Vox

Pedro Sánchez, durante una sesión en el Congreso de los Diputados / JUAN MEDINA Reuters

Madrid

En el Partido Popular creen que Pedro Sánchez resistirá. Ya dan por hecho que va a prorrogar los Presupuestos y que se mantendrá a golpe de decreto, algo que en su día el PSOE criticó mucho a Mariano Rajoy. Pero, ahora, las tornas han cambiado. El presidente del Gobierno ya no se aplica ese discurso. Él quiere aguantar todo lo posible. De hecho así se lo trasladó a Pablo Casado en la reunión que ambos mantuvieron el pasado 2 de agosto en La Moncloa.

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“Pasará de ser un Gobierno Frankenstein a uno zombie. Sánchez será un muerto viviente”, comentan dentro de la dirección nacional conservadora donde piensan que será así hasta el 15 de diciembre de 2019. Esa es la fecha que manejan. Les parece que ese podría ser un buen momento porque muchos españoles tienen en mente la convocatoria de hace cuatro años y, de esta forma, a los socialistas no les pasaría factura el adelanto electoral.

Aunque los populares están convencidos de que a Ferraz y a los barones socialistas no les interesa nada que Sánchez dure tanto tiempo porque, de ese modo, son ellos y no él quienes se pueden dar un batacazo considerable en las municipales y autonómicas.

Aún así para esa situación queda aún bastante tiempo y ahora la prioridad son las andaluzas. Todo el PP está volcado en ellas y en Génova no se descarta que estas se terminen repitiendo por “la enquistada relación” que mantienen Susana Díaz y Teresa Rodríguez. Desde luego, si eso ocurre, en las filas conservadoras cruzan los dedos para que coincidan con las de 2019 porque en esas convocatorias su formación arrastra voto nacional.

Aunque habrá que ver si, para entonces, su candidato sigue siendo, Juan Manuel Moreno. Desde luego en la sede nacional no se quieren plantear para nada este tema. Valoran muchos escenarios del resto pero rechazan analizar el suyo propio.

Nada de derrotismo. Al contrario, Casado se está implicando en esta campaña. Va a arengar a los suyos. Quiere que se crean que el cambio es posible. Desde el equipo del nuevo presidente reconocen que las expectativas para su partido son tan bajas que ya cualquier resultado será considerado todo un éxito. Consideran que el líder del PP no tenía más remedio que volcarse en Andalucía. “Era sí o sí. Si no viniese se diría que ha dejado abandonado al candidato, que da todo por perdido”, comenta un dirigente territorial.

Por eso el nuevo presidente sigue a buen ritmo, muchos actos en los que cada vez va exhibiendo mensajes más contundentes. En sus intervenciones destaca por su firmeza. Así es como pretende borrar del mapa a Vox y frenar el auge de Ciudadanos. De todas formas, los colaboradores de Casado sostienen que por mucho que él se involucre, no se le podrá vincular con el resultado porque, como recuerdan, solo lleva cuatro meses al frente del PP.

Comentan que no es a él a quien van a examinar. Aunque por su maratoniana agenda, lo parece. Hoy, por ejemplo, Casado ha comenzado la jornada dando un paseo por Córdoba. En este, como en todas las caravanas, triunfan las fotos y, a su paso, se ha dado de bruces con todo tipo de gente. Desde un grupo de mujeres que, como absolutas fans, le han parado al grito de “guapo” como con otras personas que le han detenido llamándole Pedro en vez de Pablo.

Él habla con todo el mundo. De momento no se ha llevado ningún disgusto. No ha sido increpado en el camino. Así que entra en una tienda y se fija en los zapatos, después busca en una librería “En defensa de la Ilustración” de Steven Pinker, a continuación se va a la mezquita y termina dando un mitin en el restaurante El Bandolero desde donde se va en coche hacia una fábrica de chocolate y luego una bodega para acabar en el clásico acto con afiliados... Total, sin descanso, unas 11 horas diarias.

 
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