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¿Sirve de algo poner una cucharita tapando las botellas de cava?

Contrastamos la sabiduría popular con la física de fluidos

Todo un clásico de los frigoríficos españoles... / C. G. CANO

Madrid

¿Sirve de algo poner una cucharita en el cuello de una botella de champagne? Los humoristas Andreu Buenafuente y Berto Romero arremetieron hace unos días en el programa de improvisación Nadie Sabe Nada contra quienes confían en esta práctica. "¡Son unos cretinos!", bromeó Buenafuente. "¿Qué te crees, que el gas sube por el cuello de la botella y dice: '¡Volvamos, volvamos!'?, prosiguió Romero".

¿Sirve de algo tapar con una cucharita las botellas de cava abiertas?

Los cómicos daban por hecho que en España ya nadie recurre a las cucharitas para preservar burbujas, hasta que le preguntaron al público y se dieron cuenta de que estaban muy equivocados. "Yo lo he probado y a mí me funciona", aseguraba Toni frente al micro inalámbrico. "Dejándola un par de días en el frigorífico, funciona bien".

"Tú notas que hay gas, pero está en tu mente", respondió Romero. "Si algún día tienes un escape de gas en casa, ¿qué harás: llamar al técnico o poner una cucharilla?". La pregunta hizo reír a todo el mundo se zanjó el asunto, pero ¿hay alguna base científica que justifique una costumbre tan (aparentemente) absurda?

Sabiduría popular vs. física de fluidos

El enólogo Joan C. Martín, autor de la guía Los Supervinos y de libros como El cava o Pasión por el vino, habla con conocimiento de causa: "Una botella abierta acaba perdiendo su gas. Lo mejor es ponerla en la nevera porque el frío inhibe el escape del CO2. Pero lo de la cucharilla funciona y, cuando la he usado, mantiene el gas".

Almudena Alberca, primera española con el prestigioso título de Master Of Wine, tiene claro que "los gases se expanden y se escapan", por lo que "no hay manera de atraparlos". Pero esta enóloga zamorana sí es consciente de que "antiguamente se usaban cucharitas de plata para evacuar el calor de la botella (mínimamente)". Aclara, eso sí, que lo que de verdad ayuda es "el frío y un tapón de presión".

La explicación definitiva la aporta el profesor José Luis Castillo, del Departamento de Física Matemática y de Fluidos de la Facultad de Ciencias de la UNED: "No parece que la cuchara metálica en la boca de la botella tenga un efecto relevante en la pérdida de CO2 de un champagne o de un cava, pero la pregunta no debería ser si se escapa el gas o no, sino a qué ritmo".

Castillo habla de un experimento realizado en Francia ("del que no he encontrado datos publicados, solo referencia a que se realizó") y tras el cual se llegó a la conclusión "más que evidente" de que "el CO2 no escapa si la botella está herméticamente cerrada". Pero el profesor se pregunta si el gas se pierde más lentamente al poner la cuchara en el cuello de la botella y esboza una respuesta basada en la evidencia científica de que "la presión de vapor de CO2 que corresponde a un equilibrio con la cantidad de gas disuelta en el líquido disminuye con la temperatura y la cantidad de CO2 que escapa de una botella abierta es (básicamente) proporcional a su presión de vapor encima del líquido".

La incidencia de la cucharilla en la temperatura del interior de la botella, por lo tanto, sí puede influir: "Con la cuchara en la boca, puesta la botella en el frigorífico, la cuchara se enfría más rápidamente que el cristal de la botella y contribuye a que la temperatura del gas y del líquido en el interior de la botella se reduzca más rápidamente que si la cuchara no estuviera puesta. Al enfriarse más rápidamente, pierde algo menos de gas en ese periodo inicial de tiempo".

Pero esta solución casera llega hasta donde llega: "Una vez alcanzado el equilibrio térmico de la botella en el interior del frigorífico, la pérdida de gas será la misma (al mismo ritmo) con la cuchara que sin ella. Es decir, la cuchara reduce levemente la cantidad de gas perdida en el intervalo de tiempo desde que metemos la botella en el frigo hasta que la botella alcanza la temperatura de equilibrio en el interior del frigorífico pero, a la larga, no tiene ningún efecto. Es un efecto transitorio (de algunos minutos) hasta llegar al equilibrio térmico que se alcanza más rápidamente con la cuchara en la boca de la botella. Si la botella de cava abierta se deja mucho tiempo (varias horas) en el frigorífico (con o sin cuchara) el gas se escapará".

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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